jueves, 22 de agosto de 2013

...y mil

Aunque este texto es bastante personal, y de hecho ya me han comentado que quizá deberíamos cambiar el nombre de "El Blog de los Keniatas" a "El Blog de Lázaro", el caso es que lo que voy a comentar seguro que le ha pasado a un buen número de corredores y el que más el que menos todo el mundo se sentirá un poco identificado.

Veréis, ayer, durante un entrenamiento de lujo en la Pulgosa dirigido nada menos que por Seve, mis zapatillas cumplieron 1000 km.

Fueron un regalo, de hecho, mi primer regalo del día del padre: Unas Adidas Response Stability Pro-Moderator. En sus primeros meses les metí mucha caña, pero pronto fueron sustituidas por otras debido a diversas causas. Sin embargo, siempre estuvieron ahí, y como digo ayer, tras dos años y medio de vida activa, rebasaron los 1000 km.

¿Y ahora qué? De momento las seguiré usando, pues la suela está en bastante buen estado y seguro que se les pueden sacar 100 o 200 km más, pero después, ¿qué hacer? Lo lógico es tirarlas (entiéndase aquí reciclarlas o donarlas), pero lo dicho, son las primeras, encima un regalo, y les tengo un cariño especial. Pero claro, si me pongo a guardar cosas, lo único que conseguiré será un trastero repleto de objetos inútiles que en cuanto me muera mis herederos tirarán al grito de "pero cuánta mierda guardaba el abuelo".

En fin, no sé qué haré, pero de momento quería darle este reconocimiento a mis queridas zapatillas...

Un poco perjudicadas, pero todavía cumpliendo...

lunes, 19 de agosto de 2013

Corredores a la moda

Tras ver a varias chiquillas de colores fosforito, he indagado un poco y parece que están de moda los colores me parece que los llaman neón, así que coged todos las camisetas más chillonas que tengáis en el armario para ir completamente a la moda, que no se diga que los corredores no estamos "in".

Además, de nuevo parece que no se llevan los bolsos de marca o de piel de cocodrilo, sino que la moda son esas bolsitas con cuerdas que también nos suelen regalar en todas las carreras.

Lo dicho, corred al armario que este final de verano los corredores populares vamos a ser lo más "fashion" de la ciudad. Divinos de la muerte. O no.

domingo, 18 de agosto de 2013

Cenizate 2013 (o "Nueva hecatombre Keniata")


De estar a punto de conseguir ser 12 para que nos dieran un jamón, los Keniatas hemos pasado a ni puntuar. Al final conseguimos 10 apuntados, pero Curro con la ciática no podía (y bastante hizo ya en Paterna), Ramonchu avisó de que no podía, y el Líder ni siquiera ha dado señales de vida, así que hemos ido 7, con el agravante de que 6 de esos 7 habíamos corrido dos días antes en Paterna del Madera. Casi na.

En fin, Cenizate es una vieja conocida, dos vueltas a un circuito urbano de los que aunque en general resulta llano tiene suficientes altibajos como para que no consigas pillar un ritmo crucero estable.

El regalo era más bien escaso: Botella de vino y champiñones, pero bueno, al menos la inscripción era barata.

Para esta carrera además yo participaba en un proyecto de hermanamiento que está llevando a cabo mi buen amigo Alberto Rey, quien en cada carrera intercambia camisetas con corredores de otros clubes, y esta vez me tocaba a mí, así que realizaría esta carrerita con la camiseta del Dos Quince (aunque dado lo pronto que he escrito esta crónica todavía no hay ninguna foto para atestiguarlo, ya la pondré a posteriori).

Como era Manchuela, yo seguía con mi paja mental de entrar en el Top Ten, y allí que me situé algo más adelante que de costumbre. Tampoco en la primera línea, pero en la sexta o séptima sí, que unos segundos arriba o abajo pueden marcar mucha diferencia (y de hecho si hubiera terminado la carrera 8 segundos antes habría estado 4 puestos más arriba en mi categoría, incluyendo adelantar a uno de los que tengo delante, en fin...).

Empiezo muy rápido, pero pronto veo que no soy el único pues mi hermano y Pepito están delante de mí. Me uno a ellos y tiramos millas, pero al poco mi hermano se va quedando y seguimos Pepito y yo.

Al rato pasamos a Isa, pero Pepito va muy fuerte y me va sacando metros. Tampoco pasa nada, Pepito sigue siendo más rápido que yo y me vale con tenerlo a la vista. Además, también tengo a la vista a Teo (de CDE Running Albacete), un viejo conocido carreril que siempre ha sido más rápido que yo pero al que últimamente me he estado acercando, al punto de que en Paterna llegamos uno detrás del otro y bromeé con que en Cenizate por fin iba a superarlo, así que con ese objetivo en mente me puse a tirar detrás de él. Aparte tengo a la vista a Ana Belén Garrigos, que dado que últimamente está mucho más fuerte que yo me sirve como gran referencia.

Estoy rodando más o menos a 4:30 (hay diferencias en los km porque como ya he dicho es un recorrido irregular que no te permite ir fácilmente siempre a la misma velocidad), y aunque las pulsaciones se me disparan a cifras peligrosamente cercanas a 170, decido que merece la pena.

Las piernas me están respondiendo (era mi gran miedo dado que Paterna estaba muy reciente y ahí también corrí bastante), y el hecho de pillar y superar a Pepito me da un plus de moral. Estoy en un grupo en el que no hay variación alguna, un rato yo echo delante de algunos, luego me vuelven a pasar, luego yo otra vez, y así sucesivamente, pero variaciones reales de posiciones no hay, así que me mantengo bastante conforme.

Al completar la primera vuelta intento apretar en la segunda, pero literalmente no puedo (de hecho la segunda vuelta la hago 12 segundos más lento pese al sprint final), sin embargo dado que al paso por meta oigo al Villa nombrar a uno de los categoría A que tengo delante decido al menos no desfallecer, y por supuesto intentar alcanzar a mi rival (aunque lamento decir que no lo consigo, se mantuvo siempre más o menos a la misma distancia, sólo me acerqué al final pero no lo suficiente).

El cansancio hace mella en mí pero también en mis rivales, y en los kilómetros finales por fin voy ganando algo de terreno. A estas alturas ya he perdido de vista a Ana Belén (quien al final me saca medio minuto), pero ahora uso de referencia a Adela Cabañero (a quien al final le saco 20 segundos), sin perder nunca de vista mi espalda pues Teo está a apenas 5 metros (aunque al final le consigo sacar 15 segundos).

La llegada a meta es cuesta arriba, pero decido que vale la pena el esfuerzo de apretar para intentar ganar posiciones. Y aunque gano un par, desgraciadamente como dije al principio me faltan metros. Sólo 8 segundos menos y hubiese ganado algunas posiciones en la categoría, aunque bueno, me consuela pensar que tampoco hubiera sido un gran cambio en la clasificación, sigo estando el 11 en mi categoría y me temo que así se va a quedar la cosa, ya que los 10 que tengo delante siguen llegando antes que yo pese a mis esfuerzos (he hecho 43:25, creo que es mi segundo o tercer mejor resultado en un 10k, no puedo hacer mucho más). Algunos no mucho antes que yo, pero antes que yo al fin y al cabo. Al menos los que tengo atrás cada vez están más atrás y no debo temer por perder esa posición 11.

Detrás de mí llegan Mancebo primero y Pepito después, aunque la anécdota la ha protagonizado Juanma La Roca, quien tras tragarse un bicho ha tenido problemas de garganta (aunque nada grave).

El piscolabis es correcto pero sin excesos en la comida (bebida sí hay de varios tipos), aunque las patatas fritas están más rancias que la Cospe (bueno, vale, tanto no porque es imposible, pero muy rancias). Un poco de charleta, Alberto y yo nos devolvemos las camisetas, y a casita.

La próxima carrera la voy a perdonar, que llevo 5 seguidas y aunque me viene bien para el entrenamiento de fuerza de cara a la maratón, también tengo que empezar con las tiradas largas y quiero relajarme un poco. Eso sí, en 15 días hay que volver porque hay más Manchuela y tendré que volver a ir a tope.


sábado, 17 de agosto de 2013

Campeonato del mundo de maratón

Estoy viendo en directo la maratón de los Campeonatos del Mundo de Moscú, y estoy impresionado.

A ver, yo no soy ni seré ningún atleta de élite, pero tras dos años algo he progresado y soy de los que se queda siempre en la primera mitad del pelotón, últimamente incluso en el primer tercio.

Además, uso como programa de control y registro Endomondo, que te guarda tus mejores marcas en 1 km, 5 km, 10 km, media maratón y maratón.

Así las cosas, alguna vez en un entrenamiento suave me he dicho "vamos a tirar a muerte a ver en cuánto soy capaz de hacer un kilómetro". Y esa cifra es 3 minutos y 40 segundos. Es decir, yo que soy un corredor popular más o menos estándar, apretando a tope soy capaz de hacerme un kilómetro a 3:40.

Pues bien, esta gente que estoy viendo va a correr más o menos a 3:05. Pero no un kilómetro, no, van a correr a esa velocidad los jodidos 42 kilómetros 195 metros de una maratón.

Es decir, se van a pegar 42 kilómetros a una velocidad que yo apenas puedo mantener durante los 200 metros del sprint final de una carrera.

Como decía, estoy totalmente impresionado. Me da igual si llega el primero o el último, cualquier maratoniano de los que estoy viendo (y tantos otros que no veo) se merece todos mis respetos.

Paterna del Madera 2013 (novatos prometedores)


Paterna del Madera era una incógnita total: Nadie sabía con seguridad la distancia, no estaba claro si era tipo A o tipo C, había varias rutas posibles para ir... Supongo que es lo que tiene ser la primera edición.

De hecho, cometieron bastantes errores, aunque hay que decir que se les veía ánimo y espíritu de mejora. Por ejemplo en los baños no había nada de papel (a última hora ya sí), o sobre todo eso de que más o menos a partir de la posición 150 ya no quedara agua en la meta para los corredores (aunque luego vi a una voluntaria venir con una pack de botellines que además eran de otra marca, como adquiridos de correprisa). Pero bueno, pese a los pequeños fallos que achacaremos a la inexperiencia la valoración final es positiva (y mención especial a las muchachejas del segundo avituallamiento).

El regalo bien: Camiseta de algodón (que algunos ya no sabemos donde meter las camisetas técnicas), botecito de miel, botellita de aceite ecológico y una mininevera como la de El Salobral del año pasado que viene muy bien en los viajes para mantener fría la botellita de agua o el bote de bebida con glucosa.

Tras varias carreras por la tarde, esta vez volvíamos a la mañana aprovechando el día festivo (15 de agosto), fecha que también hacía que no hubiese demasiada gente apuntada (menos de 400). Eso a mí me jugó una mala pasada, y no fui el único, ya que aunque en principio íbamos a ser 9 keniatas, Hurtado hizo un extraño y no llegó a tiempo.

La salida resulta desquiciante, con casi dos kilómetros cuesta abajo. Tanto que los keniatas, que habíamos dicho de ir en grupo con calma y sin agobiarnos porque casi todos corríamos a los dos días en Cenizate, nos vamos separando de la propia inercia y velocidad de la carrera, de manera que al poco a la cabeza del equipo estamos un grupo de tres con Pepito, mi hermano y un servidor.

Pese a que algunos van realmente rápido, nosotros más o menos nos mantenemos sin ir a tope (aunque vamos a más o menos 4:15, que tampoco está mal), y pronto abandonamos la carretera para meternos por los caminos. Y qué caminos. Los paisajes son chulos y la carrera debe ser la leche, pero yo personalmente apenas la disfruté porque no podía quitar la vista del suelo, ya que eran caminos de los de pedrolos del nueve, de esos que a la que te descuidas te cuesta un tobillo.

Al llegar a los caminos y empezar la subida mi hermano acusa el haber bajado tan rápido y se queda, dejándonos a Pepito y a mí como puntas de lanza, pero Pepito no está entrenando mucho últimamente y cuando llevamos un rato de subida se nota que voy más fuerte y tras despedirme tiro millas. Estoy solo. Espero saber controlarme, porque es en Cenizate donde quiero ir a muerte, y para eso aquí no puedo pasarme.

Como nunca he hecho esta carrera (ni yo ni nadie) no tengo muy claras las referencias de tiempo, ni si los más o menos 5:10 que llevo son rápido o lento, sólo sé que en general voy más o menos adelantando a gente y que los pocos que me adelantan lo hacen a mucha velocidad, notándose que es gente acostumbrada a las cuestas, así que igual que en Tarazona me guío sobre todo por las pulsaciones, y dado que estoy sobre las 160 supongo que la cosa va bien.

Hacia el km 6 hay una pendiente especialmente chunga, y dado que ya llevamos 4 km de subida la cosa se hace especialmente dura, pero finalmente llegamos al km 7 y volvemos al llaneo. Cuando pasamos por el cementerio está claro que estamos volviendo al pueblo, así que aprieto un poco.

En la entrada al pueblo cometo el error que creo que hemos cometido todos: Ves el pueblo, oyes al Villa... y lógicamente crees que ya queda poquito, por lo que ya aceleras a muerte. Como digo, gran error, pues desde ese momento hasta la meta queda más de un kilómetro (los kms estaban marcados con carteles, así que igual sí que se podía ver y saber que aún quedaba, pero admito que a partir del 6 la verdad es que no me fijé, como digo iba muy pendiente primero del suelo y luego de ir rápido pero sin pasarme).

Lo dicho, a la entrada del pueblo aprieto, y los demás conmigo, de manera que empiezan los piques, y yo ya sabéis que no soy de los que necesitan muchos ruegos para echar mano al plato, así que me pico y le meto caña. Como además la parte del pueblo es cuesta abajo, ese “le meto caña” significa que hago el kilómetro del pueblo a 3:40, y pese a ello apenas adelanto un par de posiciones (para que os hagáis una idea de cómo íbamos todos). Sin embargo, el final final no es cuesta abajo, y dado que todos hemos forzado bastante, esos últimos metros se hacen duros.

Aquí ya se veía la meta...

Por allí anda el Tato, pero como no llevo la camiseta no me ve, y dado que está al lado de los altavoces, aunque me desgañito llamándolo para avisarle no me ve hasta que no es demasiado tarde. Da igual, yo ya estoy en modo automático. Me voy fijando porque por la meta debería estar mi hija y querría entrar en meta con ella, pero no la veo, así que cuando me doy cuenta he entrado. 48 minutos para los casi 10 km de carrera y una media de 159 pulsaciones, no está mal.

Mención especial para Curro, que pese a la ciática galopante sabiendo que era el octavo corredor le echó un par y acabó llegando a meta pese al dolor para así poder puntuar como equipo.

El piscolabis es algo básico, con sobre todo fruta, y el agua ya he mencionado que es un fallo, pero como dejan pasar a la piscina se compensa un poco. Sin embargo yo tengo reservada una casa rural en la zona y me piro en cuanto puedo, que hay que descansar (pese a ello al día siguiente me iría a trotar por las cuestas de la zona en entrenamiento corto y suave teóricamente de descarga, espero no pagarlo el sábado en Cenizate).

Por cierto, a la hora de la comida aparecieron Gabi y compañía por mi complejo, y pude resolver la duda planteada unas cuantas publicaciones atrás: Aunque antes lo de dar un dorsal a cada corredor para todo el circuito sí se hacía, ahora no se hace así, y los únicos que tienen el mismo número todas las carreras son los 5 primeros del circuito anterior tanto en hombres como en mujeres).


miércoles, 14 de agosto de 2013

Tarazona 2013 (Pos no es pa tanto, la verdad)


Este es mi año de romper maldiciones, e igual que la semana pasada pude correr por primera vez en Villamalea, esta hacía lo propio en Tarazona. En este caso nunca la había corrido porque la gente con la que me solía ir a las carreras aprovechaba que era nocturna para luego quedarse de fiesta, y yo, hombre ocupado y copado de responsabilidades, nunca me lo podía permitir.

Nocturna, sí, habéis oído bien. La de Tarazona de la Mancha es la única carrera del circuito que se disputa sin luz solar, y la verdad es que yo me quedé bastante decepcionado. Había oído que si había mucho ambiente, que si molaba lo de la iluminación artificial... Nada de nada de nada. Había gente, sí, y animaba y daba ambiente, pero no más que en cualquier pueblo en el que la gente está por la labor. Y en cuanto a lo de la iluminación... pues francamente, que había tramos en los que había que aflojar el paso y mirar al suelo con cuidado porque no se veía un carajo.

La carrera eran dos vueltas a un circuito urbano que tenía como principal “atracción” lo que mis compañeros de viaje tuvieron a bien llamar “cuesta infernal”, y lo cierto es que era jodidilla, con una pendiente razonable y bastante larga, pero sin duda lo que a mí más me llamó la atención fue lo accidentado del trayecto. Vale, es una carrera en términos globales llana, pero no porque fuera lisa como una balsa de aceite, sino porque las subidas y bajadas se compensaban. De acuerdo que no eran ni subidas fuertes ni bajadas pronunciadas (quitando la mencionada cuesta), pero en general resultaba una carrera incómoda, en la que cada dos por tres había cambios de ritmo debido al terreno.

Eso sí, en honor a la verdad, la subida de la cuesta infernal nada más empezar hacía que luego casi todo el resto del trayecto (con algunas excepciones como la subida a la iglesia) diera la impresión de ser cuesta abajo.

Por lo demás, parecida a Villamalea en cuanto a avituallamientos (muchos de agua y esponjas (aunque estas casi secas)), con quizá el reproche de que los botellines eran de medio litro, y el ecologista que hay en mí no puede evitar pensar en toda el agua que se desperdicia así. Vale, con botellines de 33 cl también se desperdicia dado que mucha gente apenas da un sorbo, se echa un poco por encima, y fuera, pero lógicamente se desperdicia menos.

En cuanto a mi carrera en sí, esta vez era distinta: Sólo estábamos inscritos 4 keniatas, siendo yo a priori en más rápido, pero entre que no íbamos a puntuar y que llevaba muchas carreras seguidas, viniendo las siguiente semana dos que quiero hacer a tope con sólo dos días entre ellas, decidí intentar reprimir mis instintos y correr tranquilo, disfrutando. Incluso volví a llevarme cascos para ir escuchando música.

Así, empecé la primera vuelta intentando no superar las 160 pulsaciones, traducido en que iba más o menos a 5 el km. No era fácil, porque me adelantaba mucha gente y el cuerpo me pedía tirar, pero conseguí mantenerme firme y aguantar así, con 160 pulsaciones y a algo menos de 5 el km.

Para la segunda vuelta decidí apretar un poco, de manera que tras la cuesta inicial me concedí poder llegar hasta las 170 pulsaciones, aunque intentando mantenerme más o menos sobre las 165. Eso me permitió llevar ritmos de 4:40 el km más o menos.

Al cumplir el km 7 pensé que ya total tampoco me haría tanto daño apretar, que apenas quedaba nada, y decidí cambiar de ritmo para en los dos últimos kilómetros ya soltarme el pelo.

Ahora ya la cosa había cambiado, y durante esos km finales era yo el que adelantaba a muchos de los que una vuelta antes me había pasado. Además, la suerte está de mi lado y para cuando subo a la iglesia, antesala de la meta, los que llevo tanto delante como detrás están muy lejos, así que voy a poder entrar tranquilo. Veo a Gabi y me pongo a posar para la foto, pero eso casi me cuesta caro, porque al mirar para atrás veo que llevo a uno pegado esprintando. Aprieto decidido a no dejarme superar, y afortunadamente basta con eso, el que llevo detrás no me va a pillar y no es necesario que tire a muerte como en Villamalea.

Ya me costó caro con el Presi en Villarrobledo, y a punto ha estado de volver a costarme caro el ser tan chupacámaras. Lo de ir de blanco es porque como no iba a estar el Tato y no era necesario llevar el uniforme oficial para ser reconocido, preferí ser visible en la noche, con gran acierto dado lo ya comentado de la escasa visibilidad...

Sin embargo, esta vez los dioses castigan mi holgazanería, y resulta que llego en el puesto 302. ¿Que por qué es esto importante? Porque el puesto 300 tenía como premio unas gafas bastante guapas. Qué se le va a hacer...

El piscolabis es muy majo. Comemos. Bebemos. Esperamos a la entrega de premios. Y a casita.


martes, 13 de agosto de 2013

Villamalea 2013 (Larga y con calor)


Desde que empecé a correr (que fue en 2011, tampoco hace tanto) hay ciertas carreras del circuito que nunca he podido hacer, y quizá a la que más ganas le tenía era a la de Las 3 Leguas de Villamalea, por eso de que son más de 16 km y a mí me llaman las carreras de más de 10 km. Sin embargo, siempre coincide con la fecha en la que me voy a hacer con mi hermano el triatlón de Agramón, razón por la cual hasta ahora nunca la había corrido. Como digo, hasta ahora, porque este año con ya la varias veces comentada paja mental de intentar escalar hasta lo más alto en el circuito de la Manchuela, había decidido participar y dejar de lado el triatlón.

Así que allá que nos fuimos hasta Villamalea (en realidad no está demasiado lejos) un nutrido grupo de keniatas dispuestos a darlo todo (unos más que otros).

Además, en esta carrera le devolvía por fin su camiseta al Rayol (mil gracias) y hacía uso en propiedad de una de Curro. Como además no estaba Tato, me permití llevarla sin nada debajo, mostrando mi impresionante musculatura a sabiendas de que no habría tantas fotos como si sí estuviera nuestro fotógrafo oficial (aunque con Gabi fue suficiente).

A priori la cosa estaba clara: Tres vueltas a un circuito urbano con mucho calor. El regalo no estaba mal, pero lo de incluir un forro polar casi parecía una coña teniendo en cuenta que se podían freír huevos sobre el asfalto.

Empezamos, y rápidamente Hurtado y Eco salen cagando leches. Yo quiero ir rápido pero sin ir a muerte porque llevo bastantes carreras y me quedan unas cuantas, y además sé que no estoy a su nivel, pero tampoco quiero ir demasiado relajado porque es Manchuela y como ya he dicho estoy muy pendiente de la clasificación general, así que dado que Pepito ha dicho de ir con el grupete que van a formar los Keniatas para ir de tranqui, me va a tocar correr solo.

Para abreviar no haré un detalle tan pormenorizado como en otras ocasiones, en plan comentar cada kilómetro, baste decir que los avituallamientos estuvieron bien, que había puestos con esponjas cada poco tiempo (aunque para cuando cogías la esponja le quedaba bastante poco líquido) y que la tercera vuelta no dejaba indiferente a nadie: Hay quien dice que le gusta porque así puede estudiar bien el terreno y correr sabiendo ya con detalle lo que hay y lo que toca, pero personalmente a mí se me hizo larga; acostumbrado a que las cosas suelan ser dos vueltas a un circuito, cuando completé la segunda supongo que inconscientemente estaba esperando terminar, y tener que volver a hacer una tercera vez todo mentalmente se me hizo pesado.

Además, igual que en Mahora vuelvo a no correr a gusto, pero esta vez sé el motivo: Como la carrera es tarde, decido no comer demasiado pronto para que luego no me dé hambre, y como aun así como 4 horas antes de la carrera, pienso que voy a tener tiempo de sobra para hacer la digestión y me empancino. Error. Ya lo sé para la próxima vez.

De todas formas, consigo sobreponerme a la pesadez estomacal y al cansancio mental y hacer la tercera vuelta más rápida que las otras dos, incluso más rápida que cualquier otra tercera vuelta de mis compañeros keniatas, y como premio decido darme un descanso en la llegada dado que el que tengo delante está muy lejos y el que llevo detrás también. Sin embargo, conforme pasamos la marca del último km veo que el que llevo atrás empieza a apretar. No pasa nada, yo llevo buen ritmo y no me va a pillar. Vuelvo a mirar y veo que se acerca. Aprieto el paso pero se sigue acercando. Aprieto más y se acerca. Ni siquiera tengo la meta a la vista, pero pa chulo yo, así que decidido a no dejarme superar esprinto. Para mi sorpresa, me aguanta el esprint, e incluso sigue ganándome algo de terreno, pero entonces torcemos una esquina y veo la calle que lleva a la meta, así que ahí tiro de orgullo y aprieto a muerte. No recuerdo haber esprintado así desde el hachazo del Presi en Villarrobledo, voy al 120%, pero da resultado y ahora soy yo quien gana espacio. El problema es que ha sido un esprint tan largo que me estoy comiendo al que llevaba delante, quien para mi horror se para y coge a sus hijos. Después de la que solté en Caudete debería pararme, pero literalmente no puedo, de manera que paso por delante de ese corredor (y por supuesto del que me ha obligado a esprintar, quien viendo el vídeo de meta al verme ganar terreno al final se rindió). Muy contento por haber conseguido ese final explosivo pero muy avergonzado por haber adelantado a alguien que estaba entrando a meta con sus hijos voy a disculparme, y me dice que no me preocupe, que el circuito le importa muy poco y que no sufra por una posición.

La foto de llegada a meta me pilla en una posición chula, pero la talla L de Curro sobre mi cuerpo serrano me llevan a buscar tienda para que me apañen un poco los tirantes, porque la verdad es que doy un poco de lástima. A ver si alguien se va a tomar en serio lo de Los Keniatas y va a intentar darme un bocata o algo...

Con mi conciencia algo más tranquila me voy al piscolabis, que es bastante aceptable. Después había una paellada a la que algunos keniatas como Mancebo o el Líder se quedaron, pero yo tenía deberes y en cuanto se pudo a casita.

domingo, 11 de agosto de 2013

Misterios resueltos y sin resolver

En mi crónica de Mahora comentaba la incidencia de Pepito con su dorsal. Pues bien, investigaciones llevadas a cabo por el Rayol han determinado que la cosa fue un error, números de dorsal parecidos y apellidos muy cercanos en las listas llevaron a una confusión de quien cogió el dorsal de Pepito sin haber en principio mala intención. Así que no habrá rotura de piernas.

Ahora bien, recién llegado de la carrera de Tarazona, mis compañeros de viaje me han constatado que siempre tienen el mismo número de dorsal. Siempre. El mismo. Que alguna vez coincida puede ser una casualidad, pero que lo haga siempre no, y menos si te lo dicen dos personas distintas. Quizá podría ser en el caso de la chica que me lo ha comentado, porque mujeres hay menos, pero la otra persona era un chico, y además de mi misma categoría. El único parecido entre ambos es que son Independientes, pero no creo que eso sea motivo, así que... ¿por qué algunas personas siempre tienen el mismo dorsal mientras que otras no?

Y mientras alguien consigue la respuesta... ¿Soy el único que cree que Andrés Micó es clavao a Djokovic?

jueves, 8 de agosto de 2013

Mahora 2013 (Bien, pero mal)


Sé que llevo retraso, pero el tiempo libre no escasea, así que vamos a intentar abreviar.

Mahora tuvo una de las peores organizaciones que recuerdo: Las mesas de reparto de dorsales estaban colocadas de tal forma que no se veían los rangos de números de cada una, de manera que aquello era un apegotonamiento bestial de gente sin orden ni concierto; además, a nuestro compañero Pepito algún listo le mangó el dorsal y el regalo. Entiendo que si se ponen serios con lo de la identidad de cada uno la cosa es más lenta y más coñazo, siempre teniendo que enseñar el DNI, pero si estas cosas siguen así habrá que hacerlo. Y si alguien ve en alguna foto a uno con el dorsal 1281, que nos la mande, que haremos buen uso de ella.

El regalo, por cierto, era una botella de vino y una gorra, y ya. La gorra era técnica, vale, pero la cosa se quedaba un poco pobre porque era una carrera de las de7 euracos.

No tenía demasiadas ganas de correr, pero era Manchuela y había que correr y además intentando hacerlo rápido, porque aunque había dado por imposible mi fantasía del podio, seguía con mis pajas mentales de al menos Top10.

La carrera era corta, y menos mal, porque un termómetro que había en la farmacia del pueblo, que estaba a la sombra, marcaba más de 32ºC. Eso sí, siguiendo con lo que decíamos de la organización, no estaba marcado ninguno de los kilómetros, de manera que si no llevabas algún tipo de juguetito con GPS no tenías ni idea de cuánto llevabas (quitando el momento en el que completas la primera vuelta, claro).

No estoy corriendo ni cómodo ni bien, me siento pesado y estoy repitiendo la carrera, aunque lo achaco al calor y a la falta de ganas (en la siguiente carrera descubriría el motivo), aun así me las arreglo para durante unos cuantos kilómetros mantener a la vista a Hurtado, aunque a cambio cada vez que miro para atrás veo a Mancebo y a Pepito pegados a mi culo.

Poco a poco los kilómetros van pasando y aunque ya digo que no voy demasiado bien consigo mantener un ritmo guapo.

El final de dicha carrera a mí no me gusta, con una curva de 180 grados muy cerca de la meta, pero bueno, es una carrera y ya está hecha. Si el GPS no miente, la he hecho en menos de 34 minutos, por debajo de 4:30 el km. Nada mal.

La típica foto

El piscolabis final no está demasiado mal, aunque no como mucho porque estoy medio mareado. La nota buena es que han vuelto tanto el líder como mi hermano, este último además con bastante buen tiempo.