Vale,
sí, esta carrera fue en Septiembre. Llevo un huevo de retraso, y
seguramente ya pase de comentar las que no he “cronificado” hasta
ahora, pero es que esta ya la tenía medio escrita, y además es mi
actual récord en un 10K.
Pozo-Cañada
es una carrera famosa en el circuito de Albacete. A cualquiera que le
preguntéis os dirá que es “fea”, “aburrida” o algo similar;
sin embargo yo no lo veo así, es cierto es la carrera es algo
monótona, una larga recta que cruza todo el pueblo que tienes que
recorrer arriba y abajo una y otra vez, pero yo prefiero llamarlo
“carrera social”, una carrera que te permite alegrarte cuando ves
la ventaja que le llevas a X persona o cabrearte cuando ves lo mucho
que te lleva Y persona.
La cosa
no empieza bien, porque llego con un pequeño apretón y resulta que
al menos en la zona principal sólo hay un baño y además sin papel,
pero consigo salir del paso (tampoco voy a ponerme a dar detalles de
ciertas cosas). Los saludos típicos a los conocidos y rápidamente a
calentar. Hace viento, pero entre los edificios no se nota mucho.
Aquí están todos los Keniatas y un posible nuevo fichaje. Como de costumbre, yo demostré mi extraordinario talento para perderme las fotos de grupo.
Empieza
la carrera y se me olvida enchufar el GPS, que hasta que se carga
hace que pierda unos metros y unos segundos que luego tendrán
importancia. Aunque he salido bastante ligero, porque por esas fechas
empezaba a notar el entrenamiento de la maratón y quería probarme,
el haber estado pendiente del GPS hace que pierda toda referencia que
podía haber cogido, así que ando algo perdido. Empiezo a mirar a
todas partes y pronto localizo a un Acero Sport con perilla blanca
que últimamente ha estado corriendo más o menos conmigo, aunque al
poco me adelanta mi endoamigo Jesús Gil, quien siempre me saca del
orden de uno o dos minutos por carrera. Sin embargo como digo me
siento fuerte y digo que qué carajo, que intento ir con él y que
cuando reviente ya me arrastraré hasta la meta.
Nos
vamos tan felices de charleta, y además la salida rápida se nota,
el primer km me sale a menos de 4. Entramos en la rotonda del final
del pueblo y damos la vuelta. Seguimos a tope porque el segundo km me
sale a 4:05, pero de momento aguantamos bien, tanto que incluso en el
km 3, el que tiene la única subida (y bajada) de todo el trayecto,
lo hacemos a 4:18 entre saludos a amigos y compañeros.
Cumplimos
el km 4 en la larga recta que cruza el pueblo a 4:21, y en ese
momento me doy cuenta: No sólo no estoy petando, sino que parece que
a Jesús le empieza a costar seguirme el ritmo. Eso me da un empujón
moral bestial y me vengo arriba de manera que hago en quinto km a
4:09. No sólo eso, sino que como al final está la rotonda me doy
cuenta de que el Segur, el Top Élite de los Keniatas, no me lleva
tanto (sí, sí me lleva tanto, aún me queda un poco hasta la
rotonda, y él ya la ha hecho y está volviendo, pero estoy con la
confianza a niveles casi peligrosos de tan alta y eso es lo que
percibo), y como además al rodear la rotonda veo que voy por delante
nada menos que del Zorro y Eco se me viene encima la paja mental
definitiva: Voy a pillar al Segur (puesto así no os dirá nada, pero
equivale más o menos a que alguien con una pierna escayolada y
muletas diga “voy a ganarle a Usain Bolt en una carrera de 100
metros”).
Me pego
los siguientes dos kilómetros a 4:10, animado al ver que no sólo no
me veo cansado sino que cada vez me veo mejor, así que con cada
saludo a compañero que llevo detrás me vengo un poco más arriba.
Doy la segunda vuelta a la primera rotonda preocupado porque lejos de
pillar al Segur cada vez me lleva más. Además parece que no le saco
ventaja a los que llevo detrás, especialmente al Zorro que se ha
venido arriba con Adela Cabañero, así que tras la segunda cuesta
piso a fondo. Ya estoy algo al límite, así que me cuesta mantener
el ritmo, pero Jesús poco a poco se va quedando, y además de pronto
hago cuentas y veo que voy en tiempo de récord personal, así que
ahora ya no tengo opción: Hay que ir a muerte.
Mi cara lo dice todo, estoy al 100% y con la confianza a tope.
Corro el
último km a menos de 3:50, pero entonces me acuerdo: El GPS tardó
en conectarse, así que cuando llegue a meta no registrará 10 km
completos para guardar la marca, de manera que cuando llegue a meta
tendré que seguir corriendo.
Me pego
mi típico sprint final pero cuando voy a atravesar la línea de
meta mi hermano está cruzando en el otro sentido, así que me pongo
a saludarlo y me descuido, de manera que a dos metros de la meta me
pasa “follao” alguien. Reacciono tarde y aunque aprieto no hay
espacio material y llega antes que yo, pero aprovecho el acelerón
para seguir corriendo hasta que le GPS registre los 10 km.
La cara
de los que me cruzo no tiene desperdicio, supongo que estarán
pensando “pero qué está haciendo este gilipollas en pleno sprint
si la meta está 100 metros más atrás”, pero es lo que hay.
Rápidamente completo los más o menos 150 metros que faltaban y
apago el GPS. Lo he conseguido, 10.000 metros por debajo de 42
minutos, he corrido a una media de 4:10, y encima con una media de
pulsaciones de 161, una pasada (de hecho, ayer en el entrenamiento
corrí menos km, a menos velocidad media, y di más pulsaciones, así
que va a ser que lo de entrenar sí que es importante). Lógicamente
no he pillado al Segur, que me ha sacado una barbaridad y media, pero
es mi carrera más rápida hasta la fecha.
De hecho
no empiezo a ser consciente de lo conseguido hasta que veo en casa
las clasificaciones: Todos los que han entrado conmigo han hecho la
carrera en unos cuantos segundos más que yo, pero claro, los que corren
a estas velocidades en la salida no se colocan más o menos por la
mitad del pelotón como yo sino unas filas más adelante.
El
piscolabis está bastante bien, aunque desgraciadamente no hemos
conseguido ser suficientes como para que nos den el jamón que se
llevan todos los clubes que llevan a 15 corredores. Sin embargo el
Zorro demuestra que más sabe el diablo por viejo que por diablo, y
aunque no tenemos jamón, se ha llevado un jamonero y cuchillo a
juego, por lo que no tardamos en encontrar alguien interesado en el
proceso simbiótico (en realidad no puede haber simbiosis o
mutualismo entre miembros de una misma especie, tiene que ser entre
especies distintas, pero seguro que entendéis lo que quiero decir).
El Zorro sí que sabe... Y atención al Isma detrás.
Ventilado
el jamón y algunas cervezas, nos montamos en el coche y de vuelta a
casa a disfrutar de lo conseguido.