jueves, 20 de julio de 2017

¡Nuevo patrocinador, Ideas Medioambientales!

Los Keniatas de Albacete no sólo se hacen notar en las carreras por la mucha cerveza que beben, también han atendido en varias ocasiones a heridos o lesionados, y se sabe que colaboran activamente en el cuidado de la naturaleza durante las carreras y trails, razón por la que la empresa Ideas Medioambientales ha decidido apoyar económicamente al equipo para conseguir entre todos concienciar sobre la necesidad del cuidado de la naturaleza y medio ambiente.
Aquí tenéis por tanto las nuevas camisetas del equipo, que se usarán principalmente en las carreras trail pero que también se han visto en varias ocasiones en el circuito de carreras populares e incluso en el circuito de orientación:


jueves, 18 de mayo de 2017

Consejos para empezar a correr IV - Mantenimiento


Ahora que ya llevas un tiempo corriendo, es más que probable que en tu armario se puedan encontrar varias camisetas deportivas, alguna que otra malla o pantalón, varios calcetines, quizá un par de pares de zapatillas, y algún juguetito electrónico relacionado con el deporte. Ahora el objetivo es conseguir que te duren lo máximo posible.

Entre cumpleaños, Reyes Magos, aniversarios, etc, es posible que te haya caído algún regalito relacionado con el deporte, con lo que tu equipación seguramente esté bastante completa. Ahora bien, seguro que dicho equipamiento no te ha salido gratis, así que es más que probable que quieras alargar el periodo de vida de tu equipo todo lo posible. A ver cómo podemos conseguirlo.

Empecemos por lo básico: Las zapatillas. Seguramente ya lo hayas oído, pero si no, aquí va, las zapatillas de correr no, repetimos, NO se lavan. Son auténticas máquinas de ingeniería y por mucho que te apetezca tenerlas siempre relucientes puede ser peor el remedio que la enfermedad. Si acaso las tienes realmente hechas una lástima prueba con un lavado superficial con algún paño húmedo o una toallita de bebé (que parecen tener un efecto mágico en las prendas deportivas), pero ya, nada de meterlas en la lavadora.

También puede ser buena idea el quitarles de tanto en tanto las chinillas y piedrecitas que se quedan entre los dibujos de la suela, sobre todo si son relativamente grandes, para lo cual debería bastar cualquier herramienta casera tipo destornillador que tengas a mano.

Y vamos con la pregunta del millón: ¿Cuándo debo cambiar de zapatillas? ¿Cuánto me pueden aguantar? Pues aquí hay opiniones para todos los gustos. Si te vas a buscar información a las casas oficiales, a los 800 km ya deberías jubilarlas y adquirir otras, alguna marca en concreto incluso te dice que cambies a los 500 km, y raro será el sitio donde te digan que las aguantes más de 1000 km. Algunos corredores veteranos te comentarán que a varias de sus zapatillas les han sacado más de 1200 km, mientras que otro sector afirma no tener en cuenta el kilometraje, sino que simplemente cuando al utilizarlas les duelen las piernas de cualquier modo (ya sean las rodillas, los pies, algún músculo concreto de la pierna, etc) es cuando saben que ha llegado el momento de mirar en las estanterías de las tiendas deportivas. Sea como sea, todo el mundo parece coincidir en que las zapatillas no deben hacerse demasiado viejas ya que con los años la goma y otros materiales se van deteriorando (pero con los años, no te preocupes si te lesionas y tienes que estar 6 meses en el dique seco, que la mayoría de las zapatillas han pasado mucho más tiempo en un almacén), y en que el estado de la suela no debe ser un factor de decisión, ya que puede variar mucho según tu peso y velocidad media y además el aspecto externo no tiene por qué corresponderse con el interno (aparte de otras cosas como que es habitual que alguna de las suelas se desgaste más que su compañera, ya que no somos simétricos y por tanto no pisamos igual con ambos pies).


Terminado el tema del calzado, lo siguiente es la ropa. ¿A que no sabías que hay detergentes especiales para las prendas deportivas? Pues sí, son varias las marcas (incluso alguna de las denominadas “blancas”) que disponen entre su oferta de un producto específico para los tejidos artificiales de la ropa deportiva, de tal forma que combaten especialmente el olor a la vez que minimizan la deformación y pérdida de propiedades del producto. Además puedes ayudar con el programa adecuado de la lavadora, que viene indicado en las etiquetas de la ropa y que se puede resumir en un lavado corto, con agua fría y sin centrifugado. Obviamente este tipo de lavado te supone dos grandes problemas: El primero es que esta opción de la lavadora no es especialmente efectiva con las manchas, así que si por ejemplo te ha caído comida grasienta en una camiseta o tu sobrino ha decidido decorarla con un rotulador, quizá tengas que hacer un lavado más “tradicional”; y luego está el tema de tender ropa que está empapada (recordemos que no la hemos centrifugado), con los problemas que eso te puede generar con tus vecinos si vives en un bloque de pisos. Pero todo sea por alargar la vida y propiedades de tus prendas favoritas.

Y ya que estamos con el lavado, no olvidemos el planchado, que en realidad suele ser sencillo ya que la inmensa mayoría de prendas deportivas debido a las particularidades del tejido no es necesario plancharlas, pero si así fuera, recuerda que se debe planchar del revés y sin mucha temperatura si hay estampados que pretendas conservar.

Sólo quedaría el tema de los aparatos tecnológicos, normalmente algún reproductor de música, teléfono móvil o reloj GPS, y cuyo cuidado básicamente consiste en intentar mantenerlos lo más a salvo posible del sudor. En el caso de teléfonos móviles o reproductores, basta con asegurarse de que el bolsillo o funda para hombro no deja pasar la humedad o sudor (porque no, no todos lo hacen, son varios los modelos que cuando sacas tu móvil tiene la pantalla llena de gotitas). Para los relojes GPS, aunque en principio están pensados para aguantar el sudor, son muchos los veteranos que te dicen que cuanto más sudor les evites mejor, siendo esto tan sencillo como usar una muñequera y colocarte el reloj encima. Si también utilizas pulsómetro afianzado al pecho, aquí la cosa se complica, ya que lógicamente tiene que estar en contacto directo con la piel, pero si en cuanto termines la actividad te lo quitas e incluso lo secas un poco, seguro que te durará más que si no lo hicieras. Y si el reloj es de los modernos, de los que directamente te toma las pulsaciones él sin pulsómetro al pecho, pues obviamente nada de muñequera, a pelo y a ver cuánto aguanta.

Huelga decir que en los dispositivos electrónicos son válidos todos los consejos que seguramente ya conocerás sobre el mantenimiento de la batería de tu móvil o portátil, esto es, desconectar el cargador una vez la carga está completa, etc.

Con estas medidas básicas y alguna otra que se te ocurra, seguro que tu equipo resiste unas cuantas carreras más. ¡Aprovéchalo!

lunes, 13 de marzo de 2017

Consejos para empezar a correr III - Complementos


Vamos con la siguiente entrega de la sección para principiantes que en su día publicara en la revista Corricolari es correr. Ya hablamos de empezar simplemente por entrenar y estar en forma, y luego vimos cómo participar en una carrera, así que ahora toca explorar el mundo de los complementos que los aficionados a darle a la zapatilla tienen a su disposición.

COMPLEMENTOS

El otro día entrenando en el parque te fijaste en una chica que llevaba el móvil en el brazo, y en tu última carrera no pudiste evitar fijarte en ese tipo que cuando iba a tu lado sacó una especie de sobre y se lo echó a la boca. ¿Qué es todo eso? ¿Te puede ayudar? ¿Conoces los muchos complementos y gadgets que hay en el mundo del running y cómo aprovecharlos?

Eres todo un corredor, no tienes problemas en estar toda una hora corriendo, e incluso has participado en alguna que otra carrera. Ahora quieres ir un poco más allá, y para eso nada mejor que aprovechar las muchas ayudas que el mundo del running ofrece a sus adeptos.

Lo primero es lo primero: Tus piernas. Es de suponer que a estar alturas ya sabes si eres pronador, neutro o supinador, pues cuando fuiste a comprarte tus primeras zapatillas te harían la prueba. Si no fue así, hazlo sin falta, pues las zapatillas son, por motivos evidentes, lo principal en cualquier corredor. Y si la prueba sugiere que tienes por ejemplo una pronación superior a lo habitual, a lo que pueden corregir unas zapatillas correctoras de pronación estándar, que no te dé miedo ir a un podólogo a que te haga un estudio de la pisada y llegado el caso unas plantillas. Hay muchos donde elegir, y de un tiempo a esta parte están apareciendo también muchas clínicas especializadas. Quizá te tire un poco para atrás el tema económico, pero recuerda que estamos hablando de tu salud.

Entonces la ropa. De nuevo se supone que ya debes de saber qué te sienta mejor, qué prendas no te rozan, son ligeras, transpirables, etc, así que tampoco nos extenderemos mucho aquí, salvo para recordar una vez más que el objetivo no es estar guapo sino ir cómodo y no tener rozamientos ni heridas.

Y por supuesto todos los complementos “básicos”, es decir, gafas de sol, gorras, muñequeras, cintas para el pelo, orejeras, guantes, cortavientos... Puedes encontrar prácticamente cualquier accesorio que eches de menos a la hora de trotar, seguramente además especialmente adaptado para corredores.

Esta foto no tiene demasiada relación, pero la suficiente para ponerla y asegurarnos visitas.

Hasta aquí seguramente nada nuevo, pues hemos visto lo esencial, pero ahora llega el apasionante mundo de los complementos, extras y juguetitos. Y como lo principal es la salud vamos a empezar por los geles, bebidas y barritas que hay para los corredores. Si eres un corredor de los llamados “ocasionales” probablemente tengas suficiente con tu dieta habitual, pero si estás realizando algún entrenamiento intenso o vas a participar en alguna carrera especialmente larga y/o dura quizá te interese saber que hay toda una serie de productos para ayudar a tu cuerpo antes, durante y después del ejercicio.
Cuanto más artificial el color, más gusto nos da tomarnos los mejunjes, reconocedlo...


Empezaremos con los “pre” y “post”, productos que te tomas antes o después del ejercicio, y que van desde una simple bebida isotónica para recuperar líquido y sales después de la carrera hasta barritas con vitaminas y pre-bióticos pensados para que tus músculos se recuperen cuanto antes y tu cuerpo no se resienta demasiado. En principio no hay problema si no superas las dosis diarias recomendadas y si son de los que tomas antes del ejercicio lo haces con suficiente tiempo para haber realizado la digestión.

Vamos entonces con los que tomas durante el ejercicio en sí (normalmente una carrera), y que están en formato líquido, gelatinoso y sólido (este último con tantos fans como detractores porque no todo el mundo encaja bien un alimento sólido a medio correr). Básicamente son “chutes” de glucosa (el glúcido por excelencia en temas energéticos) aderezados con vitaminas y otras sustancias que ayudan a tu metabolismo. A veces también incluyen grandes cantidades de cafeína (de hecho, algunos corredores se limitan a tomarse una bebida energética). Tampoco son especialmente problemáticos mientras no se superen las cantidades recomendadas, aunque aquí hay que tener cierto cuidado y probarlos en condiciones controladas (es decir, no empezar justo en una carrera), ya que por un lado los productos azucarados igual que te dan un subidón cuando te los tomas te pueden dar un bajón cuando se pasa su efecto, y algunos otros, especialmente los que contienen cafeína, a veces dan unas enormes ganas de ir al baño (así que no te extrañes si en alguna carrera de pronto te encuentras a alguien agachado entre dos coches; ni tampoco lo juzgues muy severamente, que nunca se sabe cuándo te podría pasar a ti).

Puede que, si has participado en alguna carrera, hayas notado en la salida un cierto (a veces muy intenso) olor como a menta. Se debe las cremas de calentamiento, porque igual que hay productos para ingerir, también hay otros para aplicar (normalmente sobre las piernas), siendo los más utilizados los geles de calentamiento y enfriamiento. Su función es bastante evidente: los de calentamiento preparan el cuerpo para el ejercicio y los de enfriamiento ayudan a una mejor recuperación posterior. Como todo producto químico legal, no deberían dar problemas si se leen bien las instrucciones y se aplican correctamente.

Dejamos el apartado físico para pasar al tecnológico. Evidentemente cualquiera tiene un reloj para cronometrarse cuando corre, pero a partir de ahí hay un amplio abanico de posibilidades para explorar. Por seguir con el tema de la salud, una de las primeras cosas que deberías plantearte es un pulsómetro, normalmente una banda pectoral con un reloj enlazado que te mide las pulsaciones (aunque últimamente han aparecido muchos modelos que te controlan el ritmo simplemente con el reloj, sin banda pectoral), y que te será muy útil al principio para ver que no te estás pasando de rosca con el ejercicio, y luego para ir midiendo tu evolución conforme veas cómo mejoran tus umbrales aeróbico y anaeróbico o cómo a velocidades a las que antes superabas las 170 pulsaciones ahora te mantienes en unas estables 155.
Hoy estoy tontorrón con las fotos...

Y llegamos a uno de los productos estrella: El teléfono móvil. Dado que últimamente son ya casi más mini-ordenadores que teléfonos en sí, vienen con toda una serie de aplicaciones y utilidades que bien usados pueden mejorar enormemente tu experiencia deportiva. Para empezar, cualquier móvil que se precie lleva incorporado un reproductor de música, por lo que si te gusta correr escuchando tus canciones favoritas no necesitarás ningún tipo de reproductor, sólo tienes que ponerle unos auriculares a tu teléfono y tirar millas (sí, los reproductores de música normalmente son mucho más pequeños que un móvil, pero el teléfono ofrece además otras funcionalidades que no tiene un reproductor, empezando por lo de estar localizable o poder llamar ante una emergencia). Y luego está el tema del GPS. Hoy en día prácticamente cualquier móvil viene con esa funcionalidad, por lo que una de las principales bondades sería la de la geolocalización, ya que puedes medir la distancia recorrida. Si a esta utilidad le sumas alguna aplicación de asistencia deportiva, el resultado es inmejorable: Puedes medir el tiempo que tardas en recorrer las distancias, de manera que te indica la velocidad media y según la aplicación incluso la velocidad puntual, puedes ver y estudiar tus rutas, si le añades tus datos personales te hace una estimación de las calorías consumidas, te da estadísticas semanales o mensuales de los deportes practicados, si además tiene parte social puedes compartir tus entrenamientos o carreras con amigos o conocidos... En fin, es todo un universo que necesitaría varias páginas para ser analizado correctamente. Baste decir que hay aplicaciones de asistente deportivo para dar y tomar, la inmensa mayoría gratuitas, siendo ya cuestión de gusto personal elegir alguna. Lo mejor es probar y quedarte con la que más te convenza, o con la que más amigos tuyos utilicen (por ejemplo a mí me podéis encontrar en Endomondo (aunque desde que la compró Under Armour la han jodido bastante y me estoy pensando dejarla)).

Una aplicación deportiva te permite progresar mucho analizando tus datos y resultados. O  no...

Huelga decir que en el mundo del running lo más habitual es encontrar los dispositivos GPS en forma de reloj, normalmente también con un pulsómetro asociado, pues el móvil puede acabar siendo engorroso si corres en ciudad y quieres ser exacto, ya que en reloj es mucho más fácil darle a la pausa por ejemplo cuando estás en un semáforo, mientras que acceder al móvil a veces puede tardar más tiempo del que duraría la pausa en sí. Eso sí, estos dispositivos no suelen ser baratos.

La cosa terminaría con los elementos de sujeción, esto es, sujeta-móviles especiales para llevar en el hombro/brazo, bolsillos extra para guardar cosas, o cinturones porta-botellas para llevar el líquido incorporado en las carreras largas o en las que se prevea mucho calor.

Pero eso no es todo, sólo hemos hecho un somero repaso a lo más habitual. Para profundizar sólo tienes que pasarte por la sección específica de cualquier tienda, siendo probable que descubras cosas que ni te imaginabas que existían (bandas refractantes o luces para cuando corres de noche, clips especiales para sujetar el dorsal sin agujerear la camiseta, elementos para ayudar a superar lesiones, y un larguísimo etcétera).

Bien, ahora ya no puedes decir que no estás informado, ampliar tu experiencia deportiva ya sólo depende de ti.

martes, 14 de febrero de 2017

IX Carrera Popular de Villalgordo del Júcar


La previsión meteorológica anunciaba una tarde chunga, chunga, con frío, viento y lluvia, pero conforme el coche se acercaba a Villalgordo del Júcar el cielo no pintaba tan mal, y de hecho al final no hubo lluvia, sólo algo de viento y no demasiado frío.

Encaro esta prueba con sentimientos encontrados. Por un lado necesito volver a competir, ya que llevo meses sin hacerlo, y además necesito que me salga bien. Pero por otro estoy desanimado y llevo tiempo sin apenas poder entrenar. Aparte, poco antes de la prueba nos enteramos de la mala noticia: Nos fallan las rubias y como íbamos justitos no vamos a puntuar como equipo, qué se le va a hacer.

Esta prueba tiene trampa, son 9 kilómetros supuestamente llanos, así que mucha gente se la toma como un 10K rápido y sale a tope (y luego lo paga). Yo ya cometí ese error el año pasado, así que este año lo sé, y dado que no vamos a puntuar y que me sé poco entrenado, decido salir relativamente tranquilo y tratar de hacerla progresiva (por cierto, la carrera en sí es bastante chula). De hecho, incluso consigo hacer algo que llevo tiempo intentando: No miro mi tiempo del año anterior, así que esta vez no tendré la presión de saber lo que hice para tener que batirme a mí mismo. Como salga, salga.

Pero como no podía ser de otra forma, entre la cola y que para la típica meada de última hora me meto por calles raras y me pierdo, consigo encontrar la recta de salida cuando el Villa ya está diciendo que queda un minuto y que vamos a ser rigurosamente puntuales, así que el disparo me pilla cuando aún me estoy poniendo los guantes y ajustando el GPS, por lo que los primeros metros los hago bastante lento.

Salida tranquilita

De todas formas, eso no me viene mal, ya que acabo justo al lado de mi vecino Juan Moreno (Quien no corre vuela), quien corre más que yo pero que suele hacer las carreras progresivas, así que decido seguir su estela mientras pueda, de manera que los primeros kilómetros los hago a 4:10, y no debemos ir mal porque adelanto a Salva y a Juli del Quijote, que son corredores con los que últimamente estoy corriendo de igual a igual.

En el kilómetro 3 la cosa se empieza a torcer, ya que empieza la “cuesta”, así que aunque son sólo 50 metros de subida repartidos en un kilómetro, se nota, y el que la cosa pique para arriba hace bajar el ritmo. Juan se me va poco a poco, y veo también en la distancia a Miguel Ángel Escribano (Las Peñas), que también corre más que yo pero que viene de una lesión y que debería ser una referencia visual (de hecho, durante bastante rato me quedo en “tierra de nadie” entre dos grandes grupetes, sin conseguir alcanzar a los de delante, pero sin bajar ritmo y que me pillen los de atrás). Aquí empiezo a notar la falta de entrenamiento, pues si bien los primeros kilómetros he aguantado bien y he mantenido las pulsaciones por debajo de 170, ahora ya empiezo a superar esa cifra.

Afortunadamente, todo lo que se sube se tiene que bajar, y del kilómetro 5 al 6 corro a 4 y además recupero pulsaciones, aprovechando para quitarme los guantes y aligerarme en lo posible porque definitivamente la tarde no es tan fría como había previsto (o al menos eso me parece). Como esperaba, estoy bastante cansado, pero sólo quedan 3 kilómetros y tengo que aguantar.

Está siendo una carrera rara. Normalmente a partir del km 3-4 se suele establecer ya un grupo en el que prácticamente no hay cambios ni adelantamientos: Alguno que viene por detrás fuerte nos pasa y alguno que se hunde delante se queda, pero en general nos mantenemos los mismos en las mismas posiciones salvo como mucho el último kilómetro. Sin embargo esta vez el “grupo” de más o menos 10 que estamos a la vista nos vamos adelantando mutuamente. Te pasa uno que al siguiente kilómetro se queda, te pasan dos que al rato vuelves a pasar, y va todo como a base de acelerones y frenadas. Ya digo, no es lo que yo tengo como “normal” en las carreras, así que supongo que las navidades, el viento y los sube-baja de la prueba están pasando factura (a mí el primero).

Creando estilo...

Los últimos kilómetros los estoy haciendo a 4:15 (que a la larga será mi ritmo medio de carrera), así que entro en fase de “¿Qué necesidad? ¿Y qué pasa si bajas el ritmo, qué crimen cometes, a quién le va a importar?”, pero claro, me importa a mí, así que toca trabajo mental del bueno para conseguir mantener el ritmo.

Dicho trabajo mental sufre un severo varapalo cuando al empezar el último kilómetro meto mi típico cambio de ritmo animado porque ya queda poco, ya que el reloj me indica que voy a 180 pulsaciones, en teoría mi límite máximo, así que el pensar que me queda todo un kilómetro así me desanima un pelín, pero me digo a mí mismo que venga, que queda poco, que es como una serie, y que cuando vea la meta las piernas me llevarán solas.

No me llevan solas, y más porque el último medio kilómetro es cuesta arriba y además estoy yendo a 4. Tanto es así que incluso le pregunto a los que llevo detrás que si van a esprintar, y cuando Juan López del DSC Running me dice que no estoy a punto de dejarme llevar ante el poco probable cambio de posiciones. Pero cuando giro la última curva y veo la meta resurgen mis viejos vicios, y pienso que total para lo que queda, cada posición ganada es una victoria. Allá que voy.

El empezar “tranquilo” tiene ahora su recompensa, ya que consigo ponerme bastante rápido, tanto que adelanto una posición e incluso veo a lo lejos a Miguel Ángel Escribano, pero cuando adelanto una segunda posición pasa algo que me descentra: Cuando le he adelantado, se para a coger a su hijo/nieto para entrar con él de la mano. Una cosa es adelantar a uno que va esprintando o al menos manteniendo el ritmo, pero a alguien que se para no me hace gracia, no le estás ganando realmente. Sin embargo estamos ya al lado de la meta, y simplemente el no parar en seco me hace llegar, lo siento, José María López del 27 de Agosto. De hecho, el titubeo casi me cuesta la posición porque desde atrás venía un Grego con fuerza.

La carrera ha terminado, y aunque en ese momento estoy bastante jodido, cuando a los pocos minutos me recupero me alegro del esfuerzo realizado. Mucho más cuando unas horas más tarde, en casa, compruebo mi marca del año pasado y veo que me he batido a mí mismo en casi un minuto. Además, viendo las posiciones de la gente con la que más o menos suelo estar en las carreras, compruebo que efectivamente estoy algo bajo de forma pero no mucho. Justo la inyección de moral que necesitaba.

El resto del equipo también se porta: Álvaro y Luis demuestran que están en forma (aunque a Álvaro un “espontáneo” le hace perder unas posiciones en la recta de meta), y Carlos, Fernando y Nuria la hacen en grupo bastante tranquilos dado que venían todos de un largo periodo de inactividad. Incluso Isma la hace mejor de lo que él mismo decía. Un buen comienzo de temporada, puesto que los que corríamos hoy lo hacíamos creo que todos por primera vez este circuito.

 
Tenéis la clasificación general aquí.

Piscolabis, chocolatito caliente, cervecita (muy bien todo el aspecto logístico de Villalgordo, salvo quizá el colusco que había en la mesa de los dorsales entre el 400 y el 600), y ale, pa casa.

Al día siguiente toman el relevo los héroes de Bienservida, pero esa es otra historia.

domingo, 22 de enero de 2017

Consejos para empezar a correr II - Primera carrera


Seguimos con las entregas de la sección para principiantes que en su día publicara en la revista Corricolari es correr. Ya hablamos de empezar simplemente por entrenar y estar en forma, y ahora vamos con el siguiente paso, que sería participar en una carrera "oficial".

 
TU PRIMERA CARRERA

De acuerdo, ya llevas un tiempo entrenando, es hora de pasar al siguiente nivel: Una carrera. ¿Qué hay que hacer? ¿Qué te vas a encontrar? ¿Cómo debes encarar el reto? Tranquilo, que en realidad es todo mucho más sencillo de lo que parece.

Ha costado. Han sido semanas o meses sudando, arañando segundos al crono, luchando por aguantar un kilómetro más... Pero finalmente eres capaz de correr más o menos 10 km o bien una horita sin que te suponga un trauma. Sin embargo, como somos como somos, aunque eso es en sí mismo todo un logro a algunos os sabrá a poco; al fin y al cabo, cuando corrías te cruzabas a mucha gente por el parque haciendo lo mismo, y no dejabas de oír hablar o encontrar publicidad sobre tal o cual prueba. Está decidido, vamos a ver los progresos realizados compitiendo contra otros en una carrera (ojo, sólo si quieres, hay mucha gente a la que le vale simplemente correr un par de tardes a la semana para cuidar su salud y que no siente la necesidad de participar en ninguna competición, algo que es totalmente válido y respetable).

Oportunidades no te van a faltar, correr es uno de los deportes más en alza (si no el que más) y hay carreras para dar y regalar, especialmente si vives en ciudades grandes tipo Madrid o Barcelona, así que conviene elegir muy bien tu primer reto.

Te lo digo desde ya para que te vayas mentalizando: No vas a ganar. Nunca. Lo sé, es duro dicho así, pero es una realidad, en las carreras hay gente con MUCHO nivel, hay corredores populares que se toman su afición muy en serio y que están a niveles casi de profesional, y si además hay premio en metálico (sobre todo si éste es cuantioso) no es raro que te cruces con varios profesionales e incluso con algún que otro campeón olímpico.

Bien, ahora que tenemos esto claro, volvamos a lo de escoger tu primera meta. Lo ideal debería ser una carrera cortita, entre 5 y 10 kilómetros, que al fin y al cabo estamos empezando, e iniciarse con un reto mayor como podría ser una media maratón o una de montaña quizá fuera un error si te fallan las fuerzas por lo negativo de la experiencia. Además, si es algún tipo de evento benéfico mejor que mejor, pues además de disfrutar colaboras con una buena causa. Otra buena opción es una San Silvestre, pues suelen tener un extra de ambiente festivo que ayuda mucho a los primerizos (aunque claro, de éstas sólo hay una al año). Quizá la posibilidad con más “nivel” sea que averigües si en tu provincia hay algún tipo de circuito popular oficial y te apuntes, porque aunque ahí habrá más competitividad que en una carrera única puntual, el hecho de “comprometerte” te motivará a participar en más de una.

Eso sí, ten en cuenta que esas carreras en las que llegas, te inscribes, y a correr, están en peligro de extinción, las carreras están cada vez más organizadas, son muy complejas de montar, y normalmente requieren de algún tipo de pago a modo de inscripción (entre otras cosas para sufragar los gastos que conlleva la logística de un acto así). Así pues, otra cosa que debes mirar es el precio (las hay desde muy baratas hasta las que parecen un atraco a mano armada). Al menos te queda el consuelo de que normalmente incluyen algún tipo de premio o regalo a cambio, generalmente ropa deportiva (lo más común es una camiseta), productos típicos, un refrigerio al final, o lo que se tercie. Ah, consejo personal: No se lo digas a tu abuela, sobre todo si es de las de “antes de la guerra”; ella jamás entenderá que pagues por ir “a padecer”.

Muy bien, has elegido tu carrera, te has inscrito, has pagado la cuota de inscripción (normalmente todo eso se hace a través de internet), ¿y ahora qué? Pues debes ver bien el sitio, la hora, y las condiciones de recogida del dorsal. En casi todas las carreras se puede recoger el dorsal el mismo día de la prueba, aunque si ésta es de mucha envergadura o se espera una gran afluencia de gente, se suele facilitar el dorsal en días previos a la carrera.

Y finalmente llega el gran día. Has desayunado ligero y con al menos dos horas de antelación, has elegido la ropa que mejor te queda (error, recuerda que debes elegir lo más cómodo, y ya has entrenado lo suficiente como para saber qué camisetas o calcetines te encajan mejor (y sí, sé que ignorarás este consejo, de nuevo somos como somos y querrás ir hecho un pincelín para que todos vean lo guapo que estás)), has acudido con al menos una hora de antelación al sitio para tener tiempo para todo sin prisas y anticipando cualquier imprevisto, tras mirarte en las listas has recogido y te has puesto el dorsal (con mayor o menor acierto, pinchándote más o menos en el proceso (el arte de ponerte el dorsal, con la camiseta puesta o antes de enfundártela, con imperdibles o clips, etc, es todo un mundo del que quizá hablemos en el futuro)), te has colocado el chip (lo que decíamos de que las carreras son cada vez algo más elaborado: Lo normal es que cualquier carrera hoy en día te facilite algún tipo de chip, bien incluido en el dorsal bien para poner en el tobillo o zapatilla, para controlarte y registrar tus tiempos para luego elaborar las clasificaciones), has calentado... sí, estás listo. Colócate entre esa enorme masa de gente (la cosa puede variar entre carreras de pueblecitos perdidos en las que apenas hay 250 corredores a grandes eventos con más de 10.000) y a correr.

Eh, pero colócate bien. Recuerda lo que te he dicho antes, no vas a ganar, así que no hace falta que te pongas en la primera fila. De hecho, se considera de mala educación deportiva colocarte muy por delante de lo que debería ser la gente con tu ritmo de carrera (esto es todo otro mundo del que hablaremos más adelante, pero resumiendo en tu primera carrera deberías colocarte de la mitad del pelotón hacia el final. Sí, de nuevo lo sé, es duro porque tú tienes ganas de comerte el mundo y te falta salida para empezar a correr, pero es la triste realidad).
Poco puedo decirte sobre la carrera en sí. Dependerá de si has entrenado más o menos, de si ibas simplemente a terminar o a hacer buen tiempo, de si has salido conservador o demasiado rápido... En fin, de nuevo otro apasionante tema del que hablaremos a su debido momento.

A modo general, anticiparemos que el resultado será un poco decepcionante para ti. Tú que tanto has entrenado, que tan fuerte estás, que tan guapo ibas... seguramente hayas quedado de los últimos. Pues no te deprimas, es lo más normal del mundo, como ya he dicho, en las carreras hay gente con mucho nivel, gente que lleva mucho tiempo en esto, y tú acabas de empezar, así que quedar de la mitad hacia atrás, o incluso entre los X últimos, es algo perfectamente lógico y no le quita un ápice de mérito al verdadero logro de todo esto: Has terminado una carrera.

Se abre entonces el apartado de “efectos secundarios”: Si no te has puesto esparadrapo o vaselina en los pezones es posible que los tengas al rojo vivo e incluso sangrando por el rozamiento (aunque si eres una chica el sujetador te habrá salvado); si te olvidaste de cortarte las uñas de los pies es muy posible que tengas algún dedo en las últimas; si como es probable has ido mucho más fuerte que en tus entrenamientos en solitario cabe la posibilidad de que tengas unas ganas de ir al baño (y no precisamente a hacer pipí) que no te aguantes... Todo eso es normal, son los gajes del oficio para los primerizos, así que no te preocupes, primero porque te acostumbrarás y esos problemas desaparecerán, y segundo porque seguramente tengas tal alegrón por haber terminado que esas molestias te importen poco.

Al fin y al cabo, has terminado una carrera, eres una máquina, y que nadie te diga lo contrario.

miércoles, 11 de enero de 2017

Consejos para empezar a correr I - Primeros pasos

Tal como prometimos, vamos a ir publicando la sección de consejos para los que quieran empezar que ya publiqué hace unos años en la revista Corricolari es Correr, y dado que con el inicio del año mucha gente se habrá propuesto hacer ejercicio, parece el momento propicio para empezar.





PRIMEROS PASOS

Quieres correr. El motivo en realidad da igual (aunque suele ser por eso de estar en forma), el caso es que quieres correr. Pues nada, has llegado en el momento justo, ya que esto de correr es una de las actividades más en alza, de hecho, con perdón al pádel y con permiso del omnipresente fútbol, me atrevería a decir que es el deporte de moda, así que no podías haber elegido un momento mejor. Además, para qué vamos a engañarnos, es una afición barata, que la cosa no está para muchas fiestas.

Lo primero es lo primero, tienes que ver si te gusta, porque vale, proponérselo está muy bien y tal, pero si no te gusta poco a poco lo irás dejando hasta que un día ya ni te acuerdes, así que vamos a probar. Y para eso no necesitas gran cosa: Tus zapatillas de deporte, calcetines, un chándal o pantalón corto y una camiseta (o sudadera si hace frío). Busca un sitio más o menos adecuado (lo habitual es algún parque cercano) y ¡a correr!



¿Que te has cansado? ¿Y qué esperabas? Pero, ¿a que te sientes bien? Es normal, por un lado tu cuerpo ha liberado endorfinas (a estas alturas seguramente ya sabes que eso no es una palabrota sino algo bueno), y por otro has tenido tiempo para ti, para pensar en tus cosas, así que… ¿repetimos? Si la respuesta es que sí, pasemos al siguiente nivel. Si es que no, pues nada, prueba otra cosa y agradece que este intento no haya tenido un gran coste.

Si ves que la cosa te gusta, vamos a empezar a ponernos serios, y lo primero es adquirir material. No hace falta que sea demasiado caro, recuerda que aunque la primera experiencia estuvo bien, todavía tienes que ver si esto se va a convertir en una actividad regular o va a ser algo esporádico. Cualquier tienda de deportes o gran superficie tiene material más que de sobra, y aunque a veces verás precios que asustan, ya digo que salvo que tengas muy claro que vas a seguir en esto bastante (en cuyo caso sáltate esto y pasa al siguiente párrafo) puedes conseguir algo que no cueste demasiado (estamos hablando sobre todo de zapatillas, ya que para la ropa básicamente nos podemos apañar con lo que tenemos).

Aunque el tema de complementos y equipo lo trataremos a fondo en una futura ocasión, sí que hay que adelantar algunas cosas, y es que sería bueno que desde el principio tuvieses algún sistema de control y registro. Por supuesto, al nivel más básico basta con un reloj con cronómetro, pero dado que en los tiempos que corren prácticamente cualquier teléfono móvil viene con GPS integrado, es recomendable que lo uses acompañado de alguna aplicación de asistencia deportiva (hay muchísimas, la inmensa mayoría gratuitas y todas muy buenas y completas). De este modo además de registrar el tiempo que has estado corriendo también tendrás la distancia, el ritmo, las calorías aproximadas... Y si eres de los “bestias”, vendría muy bien que intentases conseguir algún dispositivo de control de las pulsaciones, para no pasarte demasiado. Para las primeras veces puedes pedírselo a algún amigo corredor, y ya si vas a seguir plantearte el conseguir uno propio (pueden conseguirse modelos básicos por unos 20 euros).

Cuando ya lleves lo suficiente como para saber que vas a estar enganchado bastante tiempo, será el momento de empezar a dedicarle dinero a tu afición. Lo sé, estamos en crisis, pero hay cosas que merecen la pena, y recuerda que esto es bueno para tu salud, así que vamos allá. Ya no te vale una gran superficie, ahora ya tienes que ir a una tienda especializada: Necesitas unas zapatillas diseñadas específicamente para correr (y aunque hay muchos modelos y precios, hazte a la idea de que es fácil que te tengas que gastar unos 90-100 euros).

Lo primero que te mirarán es la pisada, pues tienen que ver si eres pronador o supinador (o neutro, y no, no te estarán insultando, esos términos hacen referencia a en qué parte del pie apoyas la mayor parte del peso al pisar), y luego, dependiendo de a qué velocidad estés corriendo, de tu peso, tipo de superficie sobre la que sueles correr, etc, te recomendarán unos cuantos modelos de varias marcas para probar. Recuerda: Prima la comodidad, tu salud, que tus rodillas no sufran; si unas zapatillas te sientan como un guante, deben ser las elegidas aunque esas otras que te rozan un poco en el dedo te gusten más o hagan juego con tu equipación. Insisto: El objetivo no es estar guapo, es que estés cómodo y tu cuerpo no sufra (si resulta que las zapatillas que te van encima son las que hacen juego o con las que estás guapo pues mira qué bien, pero que sea un extra, no lo principal).

Por cierto, seguramente te habrás quedado un poco sorprendido cuando te han preguntado lo de la velocidad a la que corres, porque cuando tú ibas a decir “a X kilómetros por hora” el/la encargado te habrá dicho “¿a cuánto el kilómetro?”. Sí, por algún motivo que desconozco en esto de correr para ver las velocidades y ritmos se habla de tiempo en que se ha hecho el kilómetro, así que más vale que te acostumbres rápido a la terminología porque será la que use todo el mundo. Y aunque al principio asusta, verás cómo te habitúas enseguida. Para que vayas practicando, te adelanto que empezarás corriendo más o menos a 6 minutos el kilómetro, pronto entrenarás a 5:15 el km, al año te sentirás súper orgulloso de haber hecho una carrera de 10 kilómetros por debajo de 4:45 el km (y si alguna vez consigues correr a 3:00 el km, ganarás carreras).

Pero no sólo de zapatillas vive el corredor, aunque es cierto que es la parte más importante (y también la más cara, al fin y al cabo se ha innovado mucho en ese tema), así que estaría bien adquirir también algunas mallas, pantalón corto, camiseta y calcetines técnicos. Aquí de nuevo mi consejo es el de antes: Al principio modelos básicos, y ya si le vas dedicando horas y vas a más plantéate algo de mayor calidad (y precio). Aunque aquí ten en cuenta que si vas a apuntarte a carreras populares “oficiales” en la mayoría suelen regalar camiseta y otras cosas, con lo que puedes conseguir gran cantidad de fondo de armario simplemente corriendo (de hecho puede llegar a darse el caso de que acabes con tantas camisetas que ya no sepas qué hacer con ellas y en las carreras ya directamente las pidas de la talla de tu pareja, hijos, sobrinos, parientes, etc).

Por supuesto queda mucho camino por recorrer, tienes que compaginar el entrenamiento con el trabajo y la familia, has de ver cómo va eso de apuntarte a una carrera, intentar entrenar sobre varios tipos de superficie, profundizar en los complementos y asistentes de entrenamiento… pero de todo eso ya iremos hablando. De momento con esto basta y sobra para empezar a correr, que, recordemos, era tu objetivo inicial.