domingo, 22 de enero de 2017

Consejos para empezar a correr II - Primera carrera


Seguimos con las entregas de la sección para principiantes que en su día publicara en la revista Corricolari es correr. Ya hablamos de empezar simplemente por entrenar y estar en forma, y ahora vamos con el siguiente paso, que sería participar en una carrera "oficial".

 
TU PRIMERA CARRERA

De acuerdo, ya llevas un tiempo entrenando, es hora de pasar al siguiente nivel: Una carrera. ¿Qué hay que hacer? ¿Qué te vas a encontrar? ¿Cómo debes encarar el reto? Tranquilo, que en realidad es todo mucho más sencillo de lo que parece.

Ha costado. Han sido semanas o meses sudando, arañando segundos al crono, luchando por aguantar un kilómetro más... Pero finalmente eres capaz de correr más o menos 10 km o bien una horita sin que te suponga un trauma. Sin embargo, como somos como somos, aunque eso es en sí mismo todo un logro a algunos os sabrá a poco; al fin y al cabo, cuando corrías te cruzabas a mucha gente por el parque haciendo lo mismo, y no dejabas de oír hablar o encontrar publicidad sobre tal o cual prueba. Está decidido, vamos a ver los progresos realizados compitiendo contra otros en una carrera (ojo, sólo si quieres, hay mucha gente a la que le vale simplemente correr un par de tardes a la semana para cuidar su salud y que no siente la necesidad de participar en ninguna competición, algo que es totalmente válido y respetable).

Oportunidades no te van a faltar, correr es uno de los deportes más en alza (si no el que más) y hay carreras para dar y regalar, especialmente si vives en ciudades grandes tipo Madrid o Barcelona, así que conviene elegir muy bien tu primer reto.

Te lo digo desde ya para que te vayas mentalizando: No vas a ganar. Nunca. Lo sé, es duro dicho así, pero es una realidad, en las carreras hay gente con MUCHO nivel, hay corredores populares que se toman su afición muy en serio y que están a niveles casi de profesional, y si además hay premio en metálico (sobre todo si éste es cuantioso) no es raro que te cruces con varios profesionales e incluso con algún que otro campeón olímpico.

Bien, ahora que tenemos esto claro, volvamos a lo de escoger tu primera meta. Lo ideal debería ser una carrera cortita, entre 5 y 10 kilómetros, que al fin y al cabo estamos empezando, e iniciarse con un reto mayor como podría ser una media maratón o una de montaña quizá fuera un error si te fallan las fuerzas por lo negativo de la experiencia. Además, si es algún tipo de evento benéfico mejor que mejor, pues además de disfrutar colaboras con una buena causa. Otra buena opción es una San Silvestre, pues suelen tener un extra de ambiente festivo que ayuda mucho a los primerizos (aunque claro, de éstas sólo hay una al año). Quizá la posibilidad con más “nivel” sea que averigües si en tu provincia hay algún tipo de circuito popular oficial y te apuntes, porque aunque ahí habrá más competitividad que en una carrera única puntual, el hecho de “comprometerte” te motivará a participar en más de una.

Eso sí, ten en cuenta que esas carreras en las que llegas, te inscribes, y a correr, están en peligro de extinción, las carreras están cada vez más organizadas, son muy complejas de montar, y normalmente requieren de algún tipo de pago a modo de inscripción (entre otras cosas para sufragar los gastos que conlleva la logística de un acto así). Así pues, otra cosa que debes mirar es el precio (las hay desde muy baratas hasta las que parecen un atraco a mano armada). Al menos te queda el consuelo de que normalmente incluyen algún tipo de premio o regalo a cambio, generalmente ropa deportiva (lo más común es una camiseta), productos típicos, un refrigerio al final, o lo que se tercie. Ah, consejo personal: No se lo digas a tu abuela, sobre todo si es de las de “antes de la guerra”; ella jamás entenderá que pagues por ir “a padecer”.

Muy bien, has elegido tu carrera, te has inscrito, has pagado la cuota de inscripción (normalmente todo eso se hace a través de internet), ¿y ahora qué? Pues debes ver bien el sitio, la hora, y las condiciones de recogida del dorsal. En casi todas las carreras se puede recoger el dorsal el mismo día de la prueba, aunque si ésta es de mucha envergadura o se espera una gran afluencia de gente, se suele facilitar el dorsal en días previos a la carrera.

Y finalmente llega el gran día. Has desayunado ligero y con al menos dos horas de antelación, has elegido la ropa que mejor te queda (error, recuerda que debes elegir lo más cómodo, y ya has entrenado lo suficiente como para saber qué camisetas o calcetines te encajan mejor (y sí, sé que ignorarás este consejo, de nuevo somos como somos y querrás ir hecho un pincelín para que todos vean lo guapo que estás)), has acudido con al menos una hora de antelación al sitio para tener tiempo para todo sin prisas y anticipando cualquier imprevisto, tras mirarte en las listas has recogido y te has puesto el dorsal (con mayor o menor acierto, pinchándote más o menos en el proceso (el arte de ponerte el dorsal, con la camiseta puesta o antes de enfundártela, con imperdibles o clips, etc, es todo un mundo del que quizá hablemos en el futuro)), te has colocado el chip (lo que decíamos de que las carreras son cada vez algo más elaborado: Lo normal es que cualquier carrera hoy en día te facilite algún tipo de chip, bien incluido en el dorsal bien para poner en el tobillo o zapatilla, para controlarte y registrar tus tiempos para luego elaborar las clasificaciones), has calentado... sí, estás listo. Colócate entre esa enorme masa de gente (la cosa puede variar entre carreras de pueblecitos perdidos en las que apenas hay 250 corredores a grandes eventos con más de 10.000) y a correr.

Eh, pero colócate bien. Recuerda lo que te he dicho antes, no vas a ganar, así que no hace falta que te pongas en la primera fila. De hecho, se considera de mala educación deportiva colocarte muy por delante de lo que debería ser la gente con tu ritmo de carrera (esto es todo otro mundo del que hablaremos más adelante, pero resumiendo en tu primera carrera deberías colocarte de la mitad del pelotón hacia el final. Sí, de nuevo lo sé, es duro porque tú tienes ganas de comerte el mundo y te falta salida para empezar a correr, pero es la triste realidad).
Poco puedo decirte sobre la carrera en sí. Dependerá de si has entrenado más o menos, de si ibas simplemente a terminar o a hacer buen tiempo, de si has salido conservador o demasiado rápido... En fin, de nuevo otro apasionante tema del que hablaremos a su debido momento.

A modo general, anticiparemos que el resultado será un poco decepcionante para ti. Tú que tanto has entrenado, que tan fuerte estás, que tan guapo ibas... seguramente hayas quedado de los últimos. Pues no te deprimas, es lo más normal del mundo, como ya he dicho, en las carreras hay gente con mucho nivel, gente que lleva mucho tiempo en esto, y tú acabas de empezar, así que quedar de la mitad hacia atrás, o incluso entre los X últimos, es algo perfectamente lógico y no le quita un ápice de mérito al verdadero logro de todo esto: Has terminado una carrera.

Se abre entonces el apartado de “efectos secundarios”: Si no te has puesto esparadrapo o vaselina en los pezones es posible que los tengas al rojo vivo e incluso sangrando por el rozamiento (aunque si eres una chica el sujetador te habrá salvado); si te olvidaste de cortarte las uñas de los pies es muy posible que tengas algún dedo en las últimas; si como es probable has ido mucho más fuerte que en tus entrenamientos en solitario cabe la posibilidad de que tengas unas ganas de ir al baño (y no precisamente a hacer pipí) que no te aguantes... Todo eso es normal, son los gajes del oficio para los primerizos, así que no te preocupes, primero porque te acostumbrarás y esos problemas desaparecerán, y segundo porque seguramente tengas tal alegrón por haber terminado que esas molestias te importen poco.

Al fin y al cabo, has terminado una carrera, eres una máquina, y que nadie te diga lo contrario.

miércoles, 11 de enero de 2017

Consejos para empezar a correr I - Primeros pasos

Tal como prometimos, vamos a ir publicando la sección de consejos para los que quieran empezar que ya publiqué hace unos años en la revista Corricolari es Correr, y dado que con el inicio del año mucha gente se habrá propuesto hacer ejercicio, parece el momento propicio para empezar.





PRIMEROS PASOS

Quieres correr. El motivo en realidad da igual (aunque suele ser por eso de estar en forma), el caso es que quieres correr. Pues nada, has llegado en el momento justo, ya que esto de correr es una de las actividades más en alza, de hecho, con perdón al pádel y con permiso del omnipresente fútbol, me atrevería a decir que es el deporte de moda, así que no podías haber elegido un momento mejor. Además, para qué vamos a engañarnos, es una afición barata, que la cosa no está para muchas fiestas.

Lo primero es lo primero, tienes que ver si te gusta, porque vale, proponérselo está muy bien y tal, pero si no te gusta poco a poco lo irás dejando hasta que un día ya ni te acuerdes, así que vamos a probar. Y para eso no necesitas gran cosa: Tus zapatillas de deporte, calcetines, un chándal o pantalón corto y una camiseta (o sudadera si hace frío). Busca un sitio más o menos adecuado (lo habitual es algún parque cercano) y ¡a correr!



¿Que te has cansado? ¿Y qué esperabas? Pero, ¿a que te sientes bien? Es normal, por un lado tu cuerpo ha liberado endorfinas (a estas alturas seguramente ya sabes que eso no es una palabrota sino algo bueno), y por otro has tenido tiempo para ti, para pensar en tus cosas, así que… ¿repetimos? Si la respuesta es que sí, pasemos al siguiente nivel. Si es que no, pues nada, prueba otra cosa y agradece que este intento no haya tenido un gran coste.

Si ves que la cosa te gusta, vamos a empezar a ponernos serios, y lo primero es adquirir material. No hace falta que sea demasiado caro, recuerda que aunque la primera experiencia estuvo bien, todavía tienes que ver si esto se va a convertir en una actividad regular o va a ser algo esporádico. Cualquier tienda de deportes o gran superficie tiene material más que de sobra, y aunque a veces verás precios que asustan, ya digo que salvo que tengas muy claro que vas a seguir en esto bastante (en cuyo caso sáltate esto y pasa al siguiente párrafo) puedes conseguir algo que no cueste demasiado (estamos hablando sobre todo de zapatillas, ya que para la ropa básicamente nos podemos apañar con lo que tenemos).

Aunque el tema de complementos y equipo lo trataremos a fondo en una futura ocasión, sí que hay que adelantar algunas cosas, y es que sería bueno que desde el principio tuvieses algún sistema de control y registro. Por supuesto, al nivel más básico basta con un reloj con cronómetro, pero dado que en los tiempos que corren prácticamente cualquier teléfono móvil viene con GPS integrado, es recomendable que lo uses acompañado de alguna aplicación de asistencia deportiva (hay muchísimas, la inmensa mayoría gratuitas y todas muy buenas y completas). De este modo además de registrar el tiempo que has estado corriendo también tendrás la distancia, el ritmo, las calorías aproximadas... Y si eres de los “bestias”, vendría muy bien que intentases conseguir algún dispositivo de control de las pulsaciones, para no pasarte demasiado. Para las primeras veces puedes pedírselo a algún amigo corredor, y ya si vas a seguir plantearte el conseguir uno propio (pueden conseguirse modelos básicos por unos 20 euros).

Cuando ya lleves lo suficiente como para saber que vas a estar enganchado bastante tiempo, será el momento de empezar a dedicarle dinero a tu afición. Lo sé, estamos en crisis, pero hay cosas que merecen la pena, y recuerda que esto es bueno para tu salud, así que vamos allá. Ya no te vale una gran superficie, ahora ya tienes que ir a una tienda especializada: Necesitas unas zapatillas diseñadas específicamente para correr (y aunque hay muchos modelos y precios, hazte a la idea de que es fácil que te tengas que gastar unos 90-100 euros).

Lo primero que te mirarán es la pisada, pues tienen que ver si eres pronador o supinador (o neutro, y no, no te estarán insultando, esos términos hacen referencia a en qué parte del pie apoyas la mayor parte del peso al pisar), y luego, dependiendo de a qué velocidad estés corriendo, de tu peso, tipo de superficie sobre la que sueles correr, etc, te recomendarán unos cuantos modelos de varias marcas para probar. Recuerda: Prima la comodidad, tu salud, que tus rodillas no sufran; si unas zapatillas te sientan como un guante, deben ser las elegidas aunque esas otras que te rozan un poco en el dedo te gusten más o hagan juego con tu equipación. Insisto: El objetivo no es estar guapo, es que estés cómodo y tu cuerpo no sufra (si resulta que las zapatillas que te van encima son las que hacen juego o con las que estás guapo pues mira qué bien, pero que sea un extra, no lo principal).

Por cierto, seguramente te habrás quedado un poco sorprendido cuando te han preguntado lo de la velocidad a la que corres, porque cuando tú ibas a decir “a X kilómetros por hora” el/la encargado te habrá dicho “¿a cuánto el kilómetro?”. Sí, por algún motivo que desconozco en esto de correr para ver las velocidades y ritmos se habla de tiempo en que se ha hecho el kilómetro, así que más vale que te acostumbres rápido a la terminología porque será la que use todo el mundo. Y aunque al principio asusta, verás cómo te habitúas enseguida. Para que vayas practicando, te adelanto que empezarás corriendo más o menos a 6 minutos el kilómetro, pronto entrenarás a 5:15 el km, al año te sentirás súper orgulloso de haber hecho una carrera de 10 kilómetros por debajo de 4:45 el km (y si alguna vez consigues correr a 3:00 el km, ganarás carreras).

Pero no sólo de zapatillas vive el corredor, aunque es cierto que es la parte más importante (y también la más cara, al fin y al cabo se ha innovado mucho en ese tema), así que estaría bien adquirir también algunas mallas, pantalón corto, camiseta y calcetines técnicos. Aquí de nuevo mi consejo es el de antes: Al principio modelos básicos, y ya si le vas dedicando horas y vas a más plantéate algo de mayor calidad (y precio). Aunque aquí ten en cuenta que si vas a apuntarte a carreras populares “oficiales” en la mayoría suelen regalar camiseta y otras cosas, con lo que puedes conseguir gran cantidad de fondo de armario simplemente corriendo (de hecho puede llegar a darse el caso de que acabes con tantas camisetas que ya no sepas qué hacer con ellas y en las carreras ya directamente las pidas de la talla de tu pareja, hijos, sobrinos, parientes, etc).

Por supuesto queda mucho camino por recorrer, tienes que compaginar el entrenamiento con el trabajo y la familia, has de ver cómo va eso de apuntarte a una carrera, intentar entrenar sobre varios tipos de superficie, profundizar en los complementos y asistentes de entrenamiento… pero de todo eso ya iremos hablando. De momento con esto basta y sobra para empezar a correr, que, recordemos, era tu objetivo inicial.