Seguimos con las entregas de la sección para principiantes que en su día publicara en la revista Corricolari es correr. Ya hablamos de empezar simplemente por entrenar y estar en forma, y ahora vamos con el siguiente paso, que sería participar en una carrera "oficial".
TU
PRIMERA CARRERA
De
acuerdo, ya llevas un tiempo entrenando, es hora de pasar al
siguiente nivel: Una carrera. ¿Qué hay que hacer? ¿Qué te vas a
encontrar? ¿Cómo debes encarar el reto? Tranquilo, que en realidad
es todo mucho más sencillo de lo que parece.
Ha
costado. Han sido semanas o meses sudando, arañando segundos al
crono, luchando por aguantar un kilómetro más... Pero finalmente
eres capaz de correr más o menos 10 km o bien una horita sin que te
suponga un trauma. Sin embargo, como somos como somos, aunque eso es
en sí mismo todo un logro a algunos os sabrá a poco; al fin y al
cabo, cuando corrías te cruzabas a mucha gente por el parque
haciendo lo mismo, y no dejabas de oír hablar o encontrar publicidad
sobre tal o cual prueba. Está decidido, vamos a ver los progresos
realizados compitiendo contra otros en una carrera (ojo, sólo si
quieres, hay mucha gente a la que le vale simplemente correr un par
de tardes a la semana para cuidar su salud y que no siente la
necesidad de participar en ninguna competición, algo que es
totalmente válido y respetable).
Oportunidades
no te van a faltar, correr es uno de los deportes más en alza (si no
el que más) y hay carreras para dar y regalar, especialmente si
vives en ciudades grandes tipo Madrid o Barcelona, así que conviene
elegir muy bien tu primer reto.
Te
lo digo desde ya para que te vayas mentalizando: No vas a ganar.
Nunca. Lo sé, es duro dicho así, pero es una realidad, en las
carreras hay gente con MUCHO nivel, hay corredores populares que se
toman su afición muy en serio y que están a niveles casi de
profesional, y si además hay premio en metálico (sobre todo si éste
es cuantioso) no es raro que te cruces con varios profesionales e
incluso con algún que otro campeón olímpico.
Bien,
ahora que tenemos esto claro, volvamos a lo de escoger tu primera
meta. Lo ideal debería ser una carrera cortita, entre 5 y 10
kilómetros, que al fin y al cabo estamos empezando, e iniciarse con
un reto mayor como podría ser una media maratón o una de montaña
quizá fuera un error si te fallan las fuerzas por lo negativo de la
experiencia. Además, si es algún tipo de evento benéfico mejor que
mejor, pues además de disfrutar colaboras con una buena causa. Otra
buena opción es una San Silvestre, pues suelen tener un extra de
ambiente festivo que ayuda mucho a los primerizos (aunque claro, de
éstas sólo hay una al año). Quizá la posibilidad con más “nivel”
sea que averigües si en tu provincia hay algún tipo de circuito
popular oficial y te apuntes, porque aunque ahí habrá más
competitividad que en una carrera única puntual, el hecho de
“comprometerte” te motivará a participar en más de una.
Eso
sí, ten en cuenta que esas carreras en las que llegas, te inscribes,
y a correr, están en peligro de extinción, las carreras están cada
vez más organizadas, son muy complejas de montar, y normalmente
requieren de algún tipo de pago a modo de inscripción (entre otras
cosas para sufragar los gastos que conlleva la logística de un acto
así). Así pues, otra cosa que debes mirar es el precio (las hay
desde muy baratas hasta las que parecen un atraco a mano armada). Al
menos te queda el consuelo de que normalmente incluyen algún tipo de
premio o regalo a cambio, generalmente ropa deportiva (lo más común
es una camiseta), productos típicos, un refrigerio al final, o lo
que se tercie. Ah, consejo personal: No se lo digas a tu abuela,
sobre todo si es de las de “antes de la guerra”; ella jamás
entenderá que pagues por ir “a padecer”.
Muy
bien, has elegido tu carrera, te has inscrito, has pagado la cuota de
inscripción (normalmente todo eso se hace a través de internet), ¿y
ahora qué? Pues debes ver bien el sitio, la hora, y las condiciones
de recogida del dorsal. En casi todas las carreras se puede recoger
el dorsal el mismo día de la prueba, aunque si ésta es de mucha
envergadura o se espera una gran afluencia de gente, se suele
facilitar el dorsal en días previos a la carrera.
Y
finalmente llega el gran día. Has desayunado ligero y con al menos
dos horas de antelación, has elegido la ropa que mejor te queda
(error, recuerda que debes elegir lo más cómodo, y ya has entrenado
lo suficiente como para saber qué camisetas o calcetines te encajan
mejor (y sí, sé que ignorarás este consejo, de nuevo somos como
somos y querrás ir hecho un pincelín para que todos vean lo guapo
que estás)), has acudido con al menos una hora de antelación al
sitio para tener tiempo para todo sin prisas y anticipando cualquier
imprevisto, tras mirarte en las listas has recogido y te has puesto
el dorsal (con mayor o menor acierto, pinchándote más o menos en el
proceso (el arte de ponerte el dorsal, con la camiseta puesta o antes
de enfundártela, con imperdibles o clips, etc, es todo un mundo del
que quizá hablemos en el futuro)), te has colocado el chip (lo que
decíamos de que las carreras son cada vez algo más elaborado: Lo
normal es que cualquier carrera hoy en día te facilite algún tipo
de chip, bien incluido en el dorsal bien para poner en el tobillo o
zapatilla, para controlarte y registrar tus tiempos para luego
elaborar las clasificaciones), has calentado... sí, estás listo.
Colócate entre esa enorme masa de gente (la cosa puede variar entre
carreras de pueblecitos perdidos en las que apenas hay 250 corredores
a grandes eventos con más de 10.000) y a correr.
Eh,
pero colócate bien. Recuerda lo que te he dicho antes, no vas a
ganar, así que no hace falta que te pongas en la primera fila. De
hecho, se considera de mala educación deportiva colocarte muy por
delante de lo que debería ser la gente con tu ritmo de carrera (esto
es todo otro mundo del que hablaremos más adelante, pero resumiendo
en tu primera carrera deberías colocarte de la mitad del pelotón
hacia el final. Sí, de nuevo lo sé, es duro porque tú tienes ganas
de comerte el mundo y te falta salida para empezar a correr, pero es
la triste realidad).
Poco
puedo decirte sobre la carrera en sí. Dependerá de si has entrenado
más o menos, de si ibas simplemente a terminar o a hacer buen
tiempo, de si has salido conservador o demasiado rápido... En fin,
de nuevo otro apasionante tema del que hablaremos a su debido
momento.
A
modo general, anticiparemos que el resultado será un poco
decepcionante para ti. Tú que tanto has entrenado, que tan fuerte
estás, que tan guapo ibas... seguramente hayas quedado de los
últimos. Pues no te deprimas, es lo más normal del mundo, como ya
he dicho, en las carreras hay gente con mucho nivel, gente que lleva
mucho tiempo en esto, y tú acabas de empezar, así que quedar de la
mitad hacia atrás, o incluso entre los X últimos, es algo
perfectamente lógico y no le quita un ápice de mérito al verdadero
logro de todo esto: Has terminado una carrera.
Se
abre entonces el apartado de “efectos secundarios”: Si no te has
puesto esparadrapo o vaselina en los pezones es posible que los
tengas al rojo vivo e incluso sangrando por el rozamiento (aunque si
eres una chica el sujetador te habrá salvado); si te olvidaste de
cortarte las uñas de los pies es muy posible que tengas algún dedo
en las últimas; si como es probable has ido mucho más fuerte que en
tus entrenamientos en solitario cabe la posibilidad de que tengas
unas ganas de ir al baño (y no precisamente a hacer pipí) que no te
aguantes... Todo eso es normal, son los gajes del oficio para los
primerizos, así que no te preocupes, primero porque te acostumbrarás
y esos problemas desaparecerán, y segundo porque seguramente tengas
tal alegrón por haber terminado que esas molestias te importen poco.
Al
fin y al cabo, has terminado una carrera, eres una máquina, y que
nadie te diga lo contrario.