martes, 30 de abril de 2013

Keniatas radiofónicos

Hoy martes 30, a las 21:30, si sintonizáis Radio Chinchilla (no puedo poner la frecuencia porque no me la sé y en su web no la indican en ningún sitio, pero podéis escuchar el programa on line pinchando aquí) podréis disfrutar de un especial Keniatas en la Maratón de Madrid 2013 dentro del programa "Libre Directo" de Francisco Villaescusa. Así que ya sabéis, menos fútbol y más pegar la oreja a cosas interesantes.


domingo, 28 de abril de 2013

Madrigueras 2013 (o "una carrera rápida")


Pensaba contar mi primera (y única) experiencia corriendo una maratón para animar a mis compis maratonianos, que últimamente cada vez que leen una crónica de una primera maratón se lo hacen encima, pero finalmente creo que no es una buena idea, este es su momento, son ellos los que tienen que ser protagonistas y contar su propia experiencia.

Así que para compensar escribiré la crónica de Madrigueras apenas unas horas después de realizarse la misma. Además y para que el Rayo esté contento la haré más “keniata” aprovechando que esta vez salía desde bastante atrás que de costumbre y me ha dado tiempo a compartir carrera con bastante gente. Eso sí, a ver cómo me las apaño para meter alguna imagen...

Edición posterior (ahora ya hay fotos): Esta carrera venía con un aliciente extra...

Bueno, pues allá vamos. Llegaba a Madrigueras contento por mi buen resultado en Valdeganga pero con algo de miedo porque son ya varias las carreras seguidas que he hecho, y aparte esta semana no pude entrenar, así que mi objetivo era correrla más o menos a 5 (un poco menos, en realidad), y si al final me veía fuerte tirar.

Así las cosas, resulta que Alberto Rey y JuanRa de DosQuince tienen más o menos la misma idea, por lo que los localizo y en cuanto suena el disparo de salida me voy con ellos. Por cierto que pese a las previsiones hace un día bastante bueno, sin sol pero sin llover, una temperatura razonable y casi sin viento... vamos, que la previsión me ha engañado y llevo más ropa de la que parece recomendable. En fin, tampoco es la primera vez que corro con ropa de más, sobreviviré.

La carrera empieza rápida, de hecho vamos a 4:45, pese a lo cual no deja de adelantarnos gente (al final volveré a este curioso hecho de la rapidez global de la carrera). Pero no nos dejamos atrapar por la dinámica general y seguimos a nuestro chano chano (aunque bueno, un chano chano de 4:40, que se dice pronto). Sin embargo con el km 4 empiezan las zonas de subida, y como las pulsaciones acompañan y me veo fuerte me despido de mis compis y tiro.

Las zonas de subida son por tierra, y no puedo dejar de mencionar el breve trozo en el que literalmente atravesamos un sembrado. Como suena. Luego ya seguimos por camino, pero lo del sembrado es digno de ver. Además en esa zona consigo superar a Isa.

Tengo en todo momento a la vista al Rayo y a Ramonchu, y como aunque en teoría vaya tranquilo no puedo arriesgarme a quedar detrás del Rayo allá que voy a pillarlos. Eso sí, la subida se nota y los kilómetros 4 y 5 los hago a 4:54 (aun así voy bien para mi idea original, así que no hay problema).

Pillo al Rayo y a Ramonchu al acabar la tierra y empezar otra vez el asfalto, que como además es cuesta abajo me permite ir a 4:30. Además hacemos grupo también con Katherine y su marido José. Tras un ratillo en ese mini-pelotón decido tirar otro poco y me despego, aunque no demasiado y en cada curva veo que me están echando el aliento en la nuca.

Según mis cálculos el siguiente tiene que ser Mancebo (y más habiendo visto las últimas carreras de Macu, Pepito y demás), así que me fijo como objetivo pillarlo. Sin embargo pese a volver a ritmos de 4:45 al único keniata que veo es a Tato haciendo fotos a diestro y siniestro, a Mancebo no consigo verlo en el horizonte, y eso que ya he completado la primera vuelta. Ya estoy pensando en abandonar mi objetivo cuando de pronto veo que viene por detrás. Y no precisamente despacio. Lo espero un poco con la esperanza de alamparme a él y que me vaya llevando, pero está muy fuerte y tras un rato con él me empieza a dejar atrás (poco después de que José Luis, de Chinchilla, nos pase como una exhalación pues antes iba acompañando a su esposa).

Afortunadamente para mí al llegar a las zonas de subida Mancebo baja el ritmo (o bien yo lo subo, no lo sé, ya que estos dos kilómetros que en la primera vuelta hice en 4:54 esta vez los hago en 5:05), de manera que lo llevo a la vista y me sirve de referencia. Por detrás veo que Ramonchu y el Rayo siguen ahí, aunque se van quedando poco a poco.

Este ratillo en solitario me permite fijarme en los sonidos de la carrera, algo que ya había notado y sobre lo que quizá escriba alguna vez (las cadencias, las respiraciones, la pesadez de los pasos...).

A lo tonto a lo tonto estoy terminando las zonas de subida, y las pulsaciones siguen sin ir mal del todo. Además, voy rápido pero noto que podría apretar, de manera que cuando volvemos al asfalto decido pillar a Mancebo (para llegar a la meta de la mano, no soy yo de los de dar hachazos), y en cuanto pasamos el cartel del km 13 aprieto pero bien.

Voy por debajo de 4:30, pero no consigo ganar posiciones. Al fin y al cabo, el resto de corredores también sabe que queda poco y están apretando igual que yo. Pero no me rindo, y poniéndome pequeñas metas como superar a tal o cual corredor de cara a mejorar en la clasificación por equipos (algo que ya practiqué con éxito en Valdeganga adelantando a algún Acero Sport) me pongo a apretar y adelantar a Chinchillas con la esperanza de ganarles algún puntejo (en vano, los Chinchillas han metido a sus ocho corredores mucho antes de llegar yo a meta), de manera que el último kilómetro lo hago realmente rápido.

Ahora por fin sí estoy ganando posiciones, y animado emprendo un esprint cuando todavía queda medio kilómetro, y pese a que yo no soy demasiado explosivo ni rápido voy adelantando puestos y por fin acercándome a Mancebo.

Pero la meta está en su sitio y no algunos metros más allá como a mí me hubiera gustado dada mi progresión, y aunque lo he intentado no he conseguido pillar a Mancebo, que entra en meta 5 segundos antes que yo (tampoco es que sea una deshonra, está muy fuerte y son ya varias las carreras en las que hemos hecho tiempos parecidos, así que se perfila como un posible compañero de penurias).

He completado la carrera en menos de 1:15, un señor tiempazo (he destrozado mi marca en esta carrera) y más teniendo en cuenta que el objetivo era bajar de 1:20. Sin embargo, como he dicho antes ha resultado ser una carrera muy rápida en general, y con ese tiempo y una media de 4:40 el km he llegado en la posición 298. ¿Buena o mala? Pues teniendo en cuenta que a meta han llegado un total de 645 corredores significa que con ese ritmo, que sería hacer una media maratón por debajo de 1:40, apenas sí he conseguido estar en la primera mitad del pelotón, y eso teniendo en cuenta que en las últimas posiciones hay mucho local que ha corrido la carrera de su pueblo al trote gorrinero (y que obviamente no son habituales del circuito). Como decía al principio, algo francamente curioso. O la peña está muy fuerte o ha pasado algo raro en esta carrera.

Pero la carrera ha terminado y ahora llega la hora de la recompensa: Como hemos llegado más de 10 a la meta tenemos un jamón y vino en el piscolabis, así que allá que vamos. Además mis compañeros demuestran estar más que a la altura: Mancebo se ha traído vasos de cristal para el vino, Cerni el cuchillo jamonero... vamos, que la cosa está a un nivel alto alto.

No hay bien ni mal que cien años dure, y la cosa termina, así que vuelta a casa y listos. Tengo las piernas bastante tocadas y si fuera listo descansaría, pero la siguiente es Casas de Lázaro y por motivos obvios no puedo dejar de correrla, pero tras eso sí que prometo descansar hasta Almansa.

Ahora a dar ánimos a nuestros compis maratonianos.


viernes, 26 de abril de 2013

Afanion 2013 (Carrera en apoyo de los niños con cáncer)

Todavía lleno del espíritu del Día del Libro, hoy sesión doble, que aún vamos con retraso y hay que ponerse al día.

El domingo 21 estaba prevista en la Plaza del Sol una carrera benéfica a beneficio de Afanion, asociación que trata el tema de los niños con cáncer, y como ese tipo de carreras son cortitas y por una buena causa, suelen contar con gran aceptación y popularidad.

Y esta vez no fue una excepción, de manera que a las familias con niños se sumaban corredores populares de los habituales, tanto los que iban a correr a tope como los que fuimos con los niños. Especial mérito los que el día anterior nos habíamos ido a Valdeganga, pero una buena causa es una buena causa, y los Keniatas ahí estábamos dando ejemplo.

Por mi parte,  me la tomé con bastante calma, y allá que fui con el carrito tonteando todo lo que pude para que mi nena no sólo no se aburriera sino que le cogiera el gustillo a la cosa.

Poco que comentar, una carrera corta y tranquila, más para disfrutar en familia y defender una buena causa que para competir (aunque hubo quienes fueron a eso, lógicamente).

Buen día para correr y disfrutar luego en familia del piscolabis. Y al parecer un éxito de participación que generó bastante dinero a la asociación, así que todo el mundo contento.


Valdeganga 2013 (o "esta vez sí")

Estoy un poco mosqueado conmigo mismo, llevo varias carreras corriendo mal y pasándolo peor, y es hora de acabar. Y Valdeganga tiene que ser el sitio.

Esta vez paso de todo, no me preocupa no tener compañero, voy a correr solo yo conmigo mismo, y a ver si así consigo correr con cabeza.

Pero los viejos vicios cuesta dejarlos, y durante el viaje ya empiezo a darle vueltas al tarro pensando que son menos de 9 kilómetros, que casi todo es cuesta abajo, que tampoco pasa nada si aprieto un poco... En fin, que al final con gran trabajo mental llego a un pacto conmigo mismo: Correré bastante rápido, pero sin ir a tope. Al fin y al cabo, me duele la corva derecha, y la cuesta final es suficiente para romperte cualquier ritmo de récord, así que...

Me preparo bien (cinta amarilla de Casas-Ibáñez incluida), me pongo los guantes para el homenaje a nuestro buen Doctor (este hombre del bigote que siempre está en las carreras, que está chungo), y sabiendo como sé que es una de las peores salidas del circuito, saliendo en una placeta medio ancha para a los pocos metros meternos en una calle donde parece que no caben ni dos coches, me pongo relativamente delante (sobre la fila 9 ó 10, que tampoco soy de los que gusta de ser un estorbo o tapón en los principios).

Guantes azules al aire, disparo, y a por ellos. Pese a haberme colocado relativamente bien, pronto me veo parado y andando, y como además estoy por la zona central estoy totalmente bloqueado, por lo que con dificultad me voy desplazando a los lados para poder avanzar un poco.

Ahí que vamos...

Unas cuantas callejuelas estrechas más allá salimos del pueblo, y empieza la carrera en sí. Voy viendo cómo la gente se va colocando, los rápidos delante, los lentos detrás... y enseguida abandonamos el asfalto y comienzan los kilómetros de llaneo y bajada.

De momento estoy consiguiendo mantener mi propio pacto: Estoy corriendo a 4:30, 4:20 cuando la bajada es apreciable. Es decir, bastante rápido pero sin ir al límite (cosa que sé gracias al pulsómetro, pues estoy en 160 pulsaciones).

Me topo con Isa y corremos un rato juntos, ya que los metros que le saco en los llaneos ella me los recupera en las bajadas, de manera que vamos pasándonos como si dos coches picados en una autovía fuéramos.

Cuando acaba la zona de bajada lógicamente bajo el ritmo, pero es llano y me mantengo a 4:40. Bien, me resulta cómodo, sé que sigo cumpliendo mi premisa de ir rápido pero sin forzar, mis pulsaciones siguen en límites aceptables y, lo más importante, la carrera se me está pasando muy rápida, lo cual quiere decir que aparte de ser corta estoy con buenas sensaciones.

Llegamos al río (no lo he dicho porque no soy mucho de fijarme, pero la carrera es bastante bonica), y tras él el temido final de esta carrera: La cuestarraca en la que en un kilómetro tienes que subir todo lo que has bajado.

No sé si porque comparado con la de Casas-Ibáñez no es para tanto, si porque había ido sin forzar y me quedaban fuerzas, si porque esta semana había entrenado un poco mejor que las últimas veces incluyendo subidas a puentes... pero el caso es que la cuesta, valga la redundancia, no me cuesta, la subo no sólo corriendo sino que a un trote aceptable (el kilómetro de la subida me sale a 5:30, nada que ver con los 7 de la cuesta de Casas-Ibáñez), de manera que esta cuesta, que yo recordaba muy dura, que siempre me había parecido un suplicio y una zona en la que la gente me adelantaba, se me pasa rápido y siendo yo quien adelanta.

Eso sí, concentrado como iba se me pasa Tato, así que esta vez no he podido posar, a ver qué tal salgo en las fotos.

Finalmente la cuesta termina, y aunque no recuerdo bien el trazado, sé que queda poco, por lo que me permito apretar el paso. Al aparecer a lo lejos la meta, aprieto todavía más, y acabo esprintando.

La pose que no falte

Termino la carrera en 40:30, a un ritmo global de 4:39, así que muy contento tanto por mi ritmo como, y sobre todo, por las sensaciones: He vuelto a disfrutar corriendo, y he realizado una buena marca sin ir asfixiado ni ser los kilómetros finales un suplicio. De hecho, buena muestra de que he acabado que te cagas es que comparando con la marca del KM5 al final le he sacado bastante a Isa y casi pillo a Pepito, así que genial.

El piscolabis está bastante bien, y además a Macu le toca un estudio de pisada gratis, pero la mala noticia es que Eco se ha torcido el tobillo a una semana de la maratón. Sin embargo durante la semana evolucionaría bien, a ver qué tal llega al domingo. También debió pasar algo con Mancebo porque está el último con el tiempo límite de la carrera, pero no he podido hablar con  él ni sé qué es lo que pasó (Edición posterior: Al parecer se le olvidó ponerse el chip).

Poco más, que como esta semana me he retrasado escribí hace poco y aún me queda la maratón para animar a los compis maratonianos que este domingo dan el callo.




miércoles, 24 de abril de 2013

Casas Ibáñez 2013 (o "La Carrera del Infierno")



El nombre iba a ser “La carrera del Socavón”, con el que es conocida esta carrera porque en el perfil parece haber uno tras la bajada tocha y subida “mu” empinada, o mejor “yo soy gilipollas del todo”, porque es la carrera en que finalmente lo demostré, pero al final la opinión general y los comentarios de la gente han dado lugar a ese título definitivo.

Vieja conocida de los habituales del circuito, se presentaba dura por dos motivos:
1.- Era el primer fin de semana en el que había cambiado el tiempo, y se preveía mucho calor al que la gente no estaría acostumbrada.
2.- Habían cambiado el circuito, y anunciaban que era más dura. En principio el cambio parecía estar en “el socavón”, de manera que lo que otros años se subía este año se bajaba y viceversa.

Pero vamos a centrarnos en el protagonista, esto es, yo. Llegaba tocado física y moralmente de La Roda (más detalles un poco más abajo),  y quería resarcirme, pero por otro lado iba con algo de miedo, así que me propuse ir a un ritmo bueno pero sin forzar. El problema eran mis compañeros, pues la mayoría dijo que quería ir de tranqui en plan pelotón, así que mi única opción era correr solo o hacerlo con Pepito, quien corre bastante más que yo.

Finalmente decidí hacer un “fifty-fifty”: Correr con Pepito hasta la cuesta, y ahí dejarlo y terminar la carrera tranquilito.

Mi gozo en un pozo, o como quería poner de título, yo soy gilipollas del todo: El ritmo de Pepito acaba conmigo nada más empezar. Vamos a algo más de 4:30, pero pica hacia arriba y hace calor, y en breve veo que mis pulsaciones están por las nubes. Ya he vuelto a hacerlo, he empezado demasiado rápido y lo voy a pagar.

Al kilómetro y medio adelantamos a Isa, que va con mi vecina Pepi y que esta carrera se la va a tomar de tranqui. Pepito y yo ya somos los primeros Keniatas, lo cual es más presión añadida.

Resoplando consigo aguantar el ritmo, pero noto que voy a tope y que voy a pagar caro lo que estoy haciendo. Pronto llegamos a la cuesta abajo, y ahí todo bien, incluso me permito sacarle unos metros a Pepito sabiendo que me los recuperará rápidamente. Voy a 4:10, que aunque sea cuesta abajo es un camino un tanto chungo.

Y llegamos al momento estelar: Kilómetro 7,5, empieza la cuestarraca. Le digo a Pepito que buena suerte y que tire, que yo me quedo.

Aunque tenía intención de tomarme la cuesta con toda la calma del mundo, esto es, subirla andando, una vez en materia cuesta resistirse a intentar hacerlo lo mejor posible, así que allá que voy a trote gorrinero pero trote al fin y al cabo. Pero la cuesta es mucho peor de lo que recordaba, y el calor no ayuda, así que pasado un rato digo que a la mierda y me pongo a andar. Para mi orgullo (y en mi defensa) no soy ni mucho menos el primero que se ha parado, y al rato de hacerlo todos los que soy capaz de ver tanto delante como detrás de mí van andando.

Los tiempos de los kilómetros 9 y 10 rondan los 7 minutos por kilómetro, pero finalmente la cuesta termina (con el Zorro ahí para inmortalizar el momento), y empieza el tramo final.

Estoy hecho polvo, noto que me cuesta mantener el ritmo, pero para mi sorpresa dicho ritmo está por debajo de los 5 minutos el kilómetro, así que eso me anima un poco. De hecho, sigo viendo a lo lejos a Pepito, por lo que tampoco voy tan mal.

Pero la carrera pasa factura, vamos de uno en uno muy separados (y además a partir del km 12-13 pierdo definitivamente de vista a Pepito), yo estoy muy cansado y me cuesta mucho mantener el ritmo, y encima no llegamos al pueblo nunca (esto es, desde el final de la cuesta el pueblo se ve a lo lejos, pero tú corres y corres y nunca llegas, lo cual desmoraliza un poco), de manera que tras aguantar un rato en tiempos de 4:5X tal y como me pasó en La Roda me vengo abajo en el km 14.

Afortunadamente la carrera sólo tiene 15, sólo tengo que aguantar un poco más, y resoplando me mantengo en 5:05. Por fin llego a la entrada del pueblo, y ahí está Tato con su cámara. Al pasarlo oigo que alguien me llama, y supongo que es él para decirme que sí me ha visto y hecho fotos, pero resulta que no, que es Macu que viene cagando leches y que me deja clavado en el sitio (creo que el término oficial es “hachazo”).

(Aquí va la música de "Tiburón")

Prueba de lo roto que estoy es que ni siquiera me planteo pillarlo o siquiera seguirlo, dejo que se vaya y me concentro en el siguiente paso. No puede quedar mucho, tengo que aguantar.

Y finalmente ahí está, veo la meta a lo lejos. Se nota que son menos kilómetros y que haber hecho la cuesta andando ayuda, porque me permito hasta apretar al final. Pose de foto y entrada en meta.

Si somos objetivos, la cosa no ha ido nada mal, he terminado en 1:15, pero las sensaciones han sido de nuevo malas: Me he destrozado al principio y el resto de la carrera ha sido un suplicio. Media de pulsaciones de 171. Esto sigue sin ser sano ni divertido, tengo que cambiar la mentalidad o preparar mejor las carreras.

Lo bueno es que ni me rindo ni tiro la toalla ni lo mando todo a la mierda. De hecho el acabar tan mal me termina de convencer para participar en la siguiente carrera (que en un principio pensaba dejar pasar para descansar).

Lo malo es que me ha estado doliendo la corva derecha toda la carrera. Espero que sea algo pasajero.

Eso sí, no puedo terminar sin recoger un poco el sentimiento general que capté en el piscolabis post-carreril y luego en distintas redes sociales: FATAL. Para empezar no previeron bien la gente y el calor y se les acabó el agua, y después la nueva cuesta, más empinada y dura que la tradicional, tampoco gustó. Poca gente ha salido contenta de esta carrera, así que supongo que los organizadores deberían replantearse un poco el tema.

¡Nos vemos en Valdeganga!

martes, 16 de abril de 2013

El deporte de luto


Desde el Club Los Keniatas de Albacete queremos mostrar nuestro horror por lo sucedido en la Maratón de Boston, expresar nuestro más profundo rechazo a la violencia en cualquiera de sus formas, y compartir el dolor por las víctimas y sus familias.

Se podría debatir mucho sobre la cobardía e infamia de atacar una prueba deportiva apolítica y popular llena de gente normal, de la calle, pero francamente, en estos momentos sobran las palabras.

¡QUE UNOS POCOS NO PUEDAN CON LA ILUSION DE MILES DE COMPAÑEROS!


viernes, 12 de abril de 2013

Sobre los regalos de las carreras (I)

Aunque cada nueva temporada los regalos recibidos en las carreras son algo más escasos que el año anterior, sigue habiendo regalitos en cada una de las carreras populares (o casi), y uno de los regalos estrella es la camiseta.

Así, casi todos tenemos un buen montón de camisetas, pero yo personalmente echo en falta algo que antes también se daba y ahora escasea: Calcetines.

Seamos sinceros, las camisetas nos suelen aguantar mucho, además en las carreras solemos correr con la equipación oficial del club, por lo que al final acabamos con el armario lleno de camisetas (de hecho, es normal pedir la talla para tu  mujer o tus hijos porque tú ya no quieres más camisetas). En cambio, los calcetines solemos fundírnoslos a los pocos trotes. El primer agujero (o patata) lo cosemos y seguimos usando, pero para el segundo ya hay poco arreglo y el calcetín tiene que acabar en la basura (o contenedor de reciclaje).

Por tanto, señores que deciden los regalos de las carreras, menos camisetas y más calcetines. Entiendo que una camiseta es más vistosa y el logo de la carrera se ve más, pero los calcetines también tienen sitio para la publicidad del evento y personalmente creo que a los corredores les vendrían mejor.

PD: Sí, lo sé, está el tema de la botella de vino, pan, embutidos y demás cosicas que se suelen incluir, pero eso lo dejo para un futuro texto, que la cosa es tener esto dinámico (por eso en el título pone lo de "I").

lunes, 8 de abril de 2013

La Roda 2013 (o “Cómo pasar de `Carrera hacia el récord' a `Carrera hacia el desastre' en sólo 2 minutos” o “Ejemplo de manual de lo que no se debe hacer en una carrera”)

Llegó La Roda, una de las Medias Maratones más rápidas, y una a la que yo le tenía muchas ganas ya que prácticamente corro en casa. Además vengo de batir una de mis marcas personales, estoy de moral a tope.

Sin embargo, las sensaciones no eran todo lo buenas que debieran: Venía poco entrenado, venía de pegarme un carrerón bestial la semana anterior (que vale, me dio mucha moral, pero también me dejó las piernas al límite), había tenido un pinchazo en la rodilla el día anterior... Aun así, es La Roda, y además iba a haber un montón de gente conocida, sobre todo Keniatas, especialmente el Presi con el que podría hacer la coña de la revancha de Villarrobledo, así que ahí que voy.

Llego para comer, como con tiempo, y me voy a por el dorsal, llegando de los primeros y pudiendo elegir no sólo talla de camiseta sino también color (sí, había tres colores a elegir: Azul claro, azul oscuro y morado). Allí me encuentro a Eco que va a pegarse unos cuantos kilómetros antes de correr la media, que faltan 3 semanas para su maratón y es el momento de la famosa tirada larga de 31 km.

Vuelvo a casa de mis suegros y... me sobra mucho tiempo, así que me echo la siesta con idea de levantarme a las 17 para calentar un rato y tirar hacia la salida. Sin ser consciente de si he llegado a dormirme o no, abro un ojo y miro el reloj: Son las 17:20. Me levanto como alma que lleva el diablo, me cambio y salgo a todo trapo. Son las 17:30 y estoy saliendo de casa. Genial.

De casa de mis suegros hasta la salida hay más o menos un kilómetro (lo he calculado antes cuando he ido a por el dorsal), y voy a toda pastilla, según mi GPS a 4 el kilómetro, y aunque la carrera empieza un pelín más tarde, para cuando encaro la larga avenida me encuentro con que de frente viene todo el mogollón.

Entre risas, chanzas y comentarios, me voy cruzando con todo el pelotón hasta que finalmente llego a una salida en la que hace rato que ha cruzado ha salido el último corredor. He perdido 2 minutos y 6 segundos. Viva yo.

Si fuera listo, daría la carrera por perdida y me limitaría a correr disfrutando, pero como soy gilipollas, me imagino que no sólo puedo remontar sino que así mi gloria será mayor. Claro, y luego es cuando llueven billetes de 500 euros, pero de verdad que en esos momentos piensas tonterías así.

Además con el aturullamiento se me olvida resetear el GPS, así que los datos de la carrera no van a ser tan precisos como siempre, ya que si bien sé que hasta empezar he recorrido más o menos un kilómetro, no sé exactamente la distancia y no puedo hablar con exactitud.

Empiezo “follao” con la adrenalina a tope y el cabreo de haber llegado tarde cuando lo tenía todo a huevo. Lógicamente, empezando a 4:30 no tardo no en recuperar, y para la primera rotonda del final de la avenida, esa en la que se da la vuelta, no sólo he pillado al pelotón sino que voy ganando bastantes posiciones.

Allá que iba yo todo chulo, creyéndome el rey del mundo mientras remontaba posiciones.

Pero la magia no existe, y en el kilómetro 5 empiezo a flaquear. Llevo muchas carreras a tope y para ésta no he entrenado bien, no aguanto el ritmo, así que me toca aflojar. Cojo un ritmo que yo considero “crucero”, 4:50, ritmo que sin resultarme sencillo debería serme cómodo llevar, pero el daño está hecho y me cuesta mantener esa velocidad. Sin embargo, sigo avanzando posiciones y eso me va animando, y creo ver los cielos abiertos cuando empiezo a ver en las curvas al Presi, Isa, Alberto Rey y demás gente que corre más o menos a mi ritmo. No sólo eso, sino que de pronto veo que tengo a tiro a Antonio Carrillo de los Quijotes, así que hago el esfuerzo y me pego a él.

Antonio es colega y va tirando de mí bastante rato, de hecho con él consigo terminar la primera vuelta en, según oigo decir a un compañero que iba con él, 52 minutos. Estamos en tiempo de terminar la media en 1:44. No es que vaya a ser mi mejor marca, pero está bastante bien dadas las circunstancias.

Pero pronto se tuercen las cosas, ellos van a más y yo cada vez tengo menos. Intento curarme tomándome una “antonia” de las buenas, pero como ya he dicho antes la magia no existe, y aunque me animan y tiran de mí poco a poco se me van yendo. Para el kilómetro 14 me quedo solo, y ahí viene mi hecatombe.

Ha habido carreras en las que lo he pasado mal: En la maratón sentía las piernas como piedra, en mi primer triatlón estuve a punto de retirarme asfixiado de calor, en el Ricote Trail un cambio de ruta de última hora añadió varios kilómetros y parecía que la carrera no se acababa nunca... Pero en todas estaba más o menos mentalizado, no recuerdo haber tenido nunca semejante bajón anímico y moral. Estoy solo, no veo a nadie conocido, la carrera ya me queda claro que va a ser un desastre... así que pierdo toda motivación y me hundo. Pero del todo, ya digo que jamás me había pasado nada así.

Bajo el ritmo a 5 pensando que ya le he ganado suficientes segundos al reloj y que me vale con aguantar a ese ritmo para conseguir llegar por debajo de 1:45, pero como ya he dicho estoy roto del todo, y no consigo ni mantener esa velocidad. Cada kilómetro es algo más lento que el anterior: 5:05, 5:11, 5:13, 5:17... Tampoco es que pudiera ir más rápido, noto los gemelos súper cargados, de manera que es una suerte que no pudiera correr más porque seguro que me hubiera dado un yuyu.

En el kilómetro 17 estoy en las últimas, y sólo el orgullo y la idea de hacer las 5 medias maratones impulsan mis pies (porque desde luego ya no es mi voluntad ni mi ánimo). Los últimos kilómetros se me hacen eternos, porque además con semejante bajón de velocidad empieza a pasarme mucha gente, gente a la que unos kilómetros antes yo había adelantado. Otro golpe a mi ya escasa moral, puesto que suelo terminar las carreras adelantando y no siendo adelantado (siempre hay alguien que viene más rápido que tú, pero en general me adelantan menos de los que yo adelanto).

Para el kilómetro 20 estoy yendo a 5:20, y el kilómetro 21 lo hago a 5:26. Para cuando encaro la meta no tengo ganas ni de esprintar, apenas sí recuerdo que hay fotógrafos por ahí y pongo mi cara de “aquí estoy yo”, pero estoy tan destrozado que seguramente he salido con cara de “por favor pegadme un tiro para que deje de sufrir”.

Cruzo la meta cuando el crono marca exactamente 1:48:00. En realidad es una marca bastante buena, una marca que cuando empecé a correr hubiera firmado sin problemas, y más teniendo en cuenta que si quitamos el tiempo de retraso el crono real está por debajo de 1:46, pero dadas todas mis expectativas el resultado me deprime bastante, especialmente porque hasta el Rayo ha corrido más rápido que yo, una humillación que jamás lograré superar.

En el piscolabis me rehago un poco. Charlo con la gente, como, bebo... Incluso me animo, porque según el GPS he recorrido 22 kilómetros y 400 metros a una velocidad global de 4:57 (son varios los comentarios que he oído respecto a que esta media en realidad tenía unos cuantos metros de más, a lo que hay que añadir el más o menos un kilómetro que ya llevaba), pero cuando me estaba rehaciendo un poco viene el remate final: Por primera vez desde que estoy en el equipo no he entrado en posición de puntuar. Es un golpe duro, ya que sabía de mis limitaciones de cara a entrar en un gran club (no soy demasiado rápido, no tengo carnet de conducir, no me gustan las camisetas de tirantes que suelen ser la equipación oficial...) y mi única manera de compensar era resultando útil para el mismo, pero si no consigo puntuar no lo soy demasiado. Como digo es lo que termina de hundirme, así que me voy para casa a darme cabezazos contra la pared.

Pero tranquilos, amigos lectores, soy una persona bastante difícil de deprimir, y en el momento de escribir estas líneas no sólo estoy recuperado moralmente sino que no veo la hora de resarcirme y reivindicarme en mi próxima carrera.

A falta de pillar alguna foto de entrada a meta, de momento valga esta de Tato.

De todas formas, aunque para mí la carrera haya resultado un fracaso el resultado general para el Club es bastante bueno: El Murciano sigue siendo un extraterrestre, Hurta ha terminado en tiempo de héroe, Pepito y Curro parecen estar recuperados, Eco se ha pegado los 31 km y encima marcando un tiempo en la media que demuestra que está totalmente preparado para correr la maratón de Madrid en bastante menos de 4 horas, Macu también parece libre de los problemas que arrastraba, el Zorro sigue pegándose palizas de coche para luego correr como el viento, Isa vuelve a subir al podio, Isma ha vuelto... En general creo que la gente ha terminado con sensaciones positivas.

Ah, claro, y no quiero terminar sin expresar mi agradecimiento (y creo que en realidad podría hablar en nombre de mucha más gente) a Tato, Cerni y las mega animadoras, que estaban ahí en cada calle, cruzando y no parando de moverse y de animar. Siempre se agradecen ánimos, parece una tontería pero cuando vas entre aplausos te vienes arriba y aunque no lo parezca aprietas el paso. ¡¡Que siga así!!

By Laz
 

jueves, 4 de abril de 2013

Minaya 2013 (o "Crónica de un récord personal")



Si bien Fuentealbilla suele ser la primera carrera corta y multitudinaria del circuito, Minaya en su breve historia se ha ganado fama de ser una de las carreras más rápidas, ya que sus 10.000 m (en realidad unos 9.900 según los GPSs) urbanos atraen el interés de aquellos que quieren batir su propia marca personal.

Y como yo soy de esos interesados en batir marcas personales, allá que iba, animado por el hecho de que al pillar en plena Semana Santa no habría tanta gente como en otras ocasiones (y así era, no llegábamos a 700, cuando estas carreras cortas y cercanas a Albacete suelen tener más de 1.000 atletas populares).

Conociendo bien el camino y el tiempo que tomaba, me permití llegar a las 16:45 (siendo la carrera a las 17:30), pues al fin y al cabo con 15 minutos para coger el dorsal y otros 15 para calentar sobraba. Craso error. Hice cálculos contando con una buena organización, pero esta no se dio.

Ya son varias las carreras en las que se observa el curioso hecho de varias mesas de dorsales vacías y una a reventar, como si todos los corredores de un mismo rango de números se pusieran de acuerdo para acudir a la vez, pero es que en Minaya la cosa era escandalosa: Con sólo 3 mesas, la fila se salía del recinto, y menos mal que a las 17:20, desesperado, pude dejar a alguien a cargo de cogerme el dorsal e ir a calentar un poco. Recibo el dorsal a las 17:28 y salgo corriendo hacia la salida (al menos yo puedo hacerlo, pues según me cuentan a las 17:25 no sólo seguía habiendo una buena cola sino que muchos de los integrantes de la misma aún se tenían que cambiar). Muy mal la organización, hay que prevenir esas cosas.

Como llego bastante tarde no puedo colocarme donde me hubiera gustado, pero al menos tampoco estoy el último último, y al fin  y al cabo la salida no está mal, es relativamente amplia y se pueden ganar posiciones. Mi objetivo está claro: Puesto que mi récord personal en una 10 km es de 44:57, tengo que mejorar esa marca, así que debo correr por debajo de 4:30 el kilómetro.

Pero tengo un problema: Estoy solo. Mis compañeros habituales no corren, y mis compañeros de club van a ir o bastante de tranqui o mucho más rápidos que yo, así que tengo que buscarme las mañas. No pasa nada, son sólo 10 km, puedo valerme de miradas constantes al reloj GPS.

Suena el disparo y unos cuantos segundos después cruzo la línea de salida. Allá vamos. Al principio me limito a dejarme llevar, pero dado que pronto me encuentro boqueando es evidente que vamos bastante más rápido de lo que esperaba. Una mirada al reloj me lo confirma: Vamos a 4:10. A 4:10 el primer kilómetro, una verdadera pasada dado que la salida siempre es algo lenta y que al principio hay una ligera subida, corta pero intensa. Tengo que relajarme.

Así lo hago, ayudado porque durante el segundo kilómetro es cuando nos sacan por las afueras del pueblo, y el viento es tocho pero tocho tocho. Como me viene ocurriendo últimamente, no noto demasiado cansancio en las piernas, pero un vistazo a las pulsaciones me hace ver que voy casi al 100%. 4:18 para el segundo km. Te cagas.

No aguantaré a ese ritmo y lo sé, así que decido alamparme a alguien que sepa correr y que me lleve más o menos a 4:20. El destino me cruza con Fabricio de Veggie Runners, quien amablemente me dice que él quiere correr más o menos a 4:20 y que no le importa que me pegue a él. Sin embargo me cuesta seguirle el ritmo, y tras completar el tercer kilómetro a 4:12 lo voy perdiendo poco a poco (normal, no fue a 4:20, terminó la carrera a 4:07).

Se acerca el final de la primera vuelta y me pego a Ángel del Club Madrigueras 27 de Agosto, quien también muy amablemente tira de mí varios kilómetros, y hablando con él el cuarto kilómetro se me hace bastante más llevadero. 4:17.

Ahora sí que vamos a completar la primera vuelta, así que aprieto el ritmo para no despegarme de Ángel y pongo mi cara de “voy de puta madre” dado que en la meta habrá bastantes fotógrafos. Otro punto negativo aquí para la organización porque poner un puesto de agua justo tras la meta hace que todo quede muy apegotonado dado que es el punto donde más gente hay. Pese a que el quinto kilómetro cae en 4:13 por algún motivo que desconozco al mirar el crono me parece ver más de 22 minutos, es decir que voy pegado para lograr mi objetivo de bajar de 45 (los datos oficiales me invalidan, ya que debí pasar a 21 y poco).

Ahí estoy con Ángel completando la primera vuelta.
(Y sin la cinta negra, que en Villarrobledo aprendí la lección.)

El sexto kilómetro, con la subida y viento, se me atraganta un poco, y lo hago en 4:30 (a la postre mi kilómetro más lento, pero entonces no lo sabía). Ángel se me empieza a escapar, y tras su marcha ya terminaría la carrera en solitario, pues al fin y al cabo yo ya estaba en modo "sólo 4 km, sólo 3 km, sólo 2 km…".

Para el séptimo voy al límite y me empiezan a preocupar las pulsaciones, así que llego a un acuerdo conmigo mismo: Dado que he corrido hasta ahora bastante por debajo de 4:30, con aguantar a 4:29 cumplo objetivo y no tengo que asfixiarme.

Así cumplo los kilómetros 7, 8 y 9 a 4:26, 4:24 y 4:24. Nada mal, empiezo a pensar que lo conseguiré, ya que mis cuentas me dan que tengo que estar muy cerca de 44 y quizá pueda hasta bajar de 44 para conseguir una marca de 43 y mucho, que sería todo un logro.

Último kilómetro, y como siempre saco fuerzas de flaqueza e incluso me permito esprintar un poco sabedor de que en la recta de meta (la larga recta de meta) habrá al menos tres fotógrafos que me conocen. El problema es que eso me cuesta mi cara de “qué machote soy”.

Entre pitos, flautas, sprints y poses no me fijo en el crono (tengo que empezar a hacerlo), pero sí en que en mi GPS todavía no he llegado a los 10 km. Dado que estoy en tiempo de récord y quiero que el reloj registre 10.000 metros completos para luego poder subir el “track” al Endomondo, sigo a todo trapo. Eso es un problema, porque la peña en cuanto cruza la meta se para, así que de los mismos que pensarían “dónde va este gilipollas corriendo todavía” yo pienso “quitaos de en medio, estorbos, no os quedéis ahí parados como pasmarotes, echaos a los lados o id a por el piscolabis”.

Y aquí entrando a meta con mi clásica pose de fin de carrera (de esta temporada)

Tras 100 metros que se me hacen muy cuesta arriba por tener que ir evitando a gente y porque una vez cruzada la línea de meta gran parte de la motivación se va, completo los 10 km y paro el reloj. Te cagas, el último km lo he hecho en 4:07 y el resultado final es que he bajado no de 44 como soñaba, sino de 43. Una verdadera pasada.

Feliz cual perdiz me voy al refrigerio post-carrera, y si bien hasta ahora sólo he criticado a la organización, debo decir que el aperitivo está bastante bien: fruta, patatas, frutos secos, agua, refrescos, cerveza, y el siempre bienvenido abuelo repartiendo cuerva y paloma a discreción.

No acaban ahí las buenas noticias: Por un lado las zapatillas, las Under Armour que me regalaron por la entrevista a Runner´s World, se han portado, parece que sí son para carreras rápidas por asfalto; por otro, el tiempo oficial de carrera es 42:14, a 4:13, algo que creo que no podré superar en el futuro; y finalmente el colofón, y es que por fin entiendo por qué no he visto a ningún Keniata durante el trayecto, resulta que he sido el primero del club, cosa que no dejaré de restregarle a Macu el resto de mi vida.

En definitiva, una carrera que sigo desde que empezó y que francamente espero seguir corriendo mucho tiempo. El único problema es que ir tan a tope me dejó las piernas un poco tocadas y no sé cómo estaré para intentar atacar también mi récord de media maratón en La Roda este sábado. Veremos a ver.

By Laz


lunes, 1 de abril de 2013

Equipaciones de verano

Ya podéis pasaros por Filípides a recoger las equipaciones de verano, ¡y a disfrutar!