martes, 30 de abril de 2013
Keniatas radiofónicos
Hoy martes 30, a las 21:30, si sintonizáis Radio Chinchilla (no puedo poner la frecuencia porque no me la sé y en su web no la indican en ningún sitio, pero podéis escuchar el programa on line pinchando aquí) podréis disfrutar de un especial Keniatas en la Maratón de Madrid 2013 dentro del programa "Libre Directo" de Francisco Villaescusa. Así que ya sabéis, menos fútbol y más pegar la oreja a cosas interesantes.
domingo, 28 de abril de 2013
Madrigueras 2013 (o "una carrera rápida")
Pensaba contar mi primera (y única)
experiencia corriendo una maratón para animar a mis compis
maratonianos, que últimamente cada vez que leen una crónica de una
primera maratón se lo hacen encima, pero finalmente creo que no es
una buena idea, este es su momento, son ellos los que tienen que ser
protagonistas y contar su propia experiencia.
Así que para compensar escribiré la
crónica de Madrigueras apenas unas horas después de realizarse la
misma. Además y para que el Rayo esté contento la haré más
“keniata” aprovechando que esta vez salía desde bastante atrás
que de costumbre y me ha dado tiempo a compartir carrera con bastante
gente. Eso sí, a ver cómo me las apaño para meter alguna imagen...
Bueno, pues allá vamos. Llegaba a
Madrigueras contento por mi buen resultado en Valdeganga pero con
algo de miedo porque son ya varias las carreras seguidas que he
hecho, y aparte esta semana no pude entrenar, así que mi objetivo
era correrla más o menos a 5 (un poco menos, en realidad), y si al
final me veía fuerte tirar.
Así las cosas, resulta que Alberto Rey
y JuanRa de DosQuince tienen más o menos la misma idea, por lo que
los localizo y en cuanto suena el disparo de salida me voy con ellos.
Por cierto que pese a las previsiones hace un día bastante bueno,
sin sol pero sin llover, una temperatura razonable y casi sin
viento... vamos, que la previsión me ha engañado y llevo más ropa
de la que parece recomendable. En fin, tampoco es la primera vez que
corro con ropa de más, sobreviviré.
La carrera empieza rápida, de hecho
vamos a 4:45, pese a lo cual no deja de adelantarnos gente (al final
volveré a este curioso hecho de la rapidez global de la carrera).
Pero no nos dejamos atrapar por la dinámica general y seguimos a
nuestro chano chano (aunque bueno, un chano chano de 4:40, que se
dice pronto). Sin embargo con el km 4 empiezan las zonas de subida, y
como las pulsaciones acompañan y me veo fuerte me despido de mis
compis y tiro.
Las zonas de subida son por tierra, y
no puedo dejar de mencionar el breve trozo en el que literalmente
atravesamos un sembrado. Como suena. Luego ya seguimos por camino,
pero lo del sembrado es digno de ver. Además en esa zona consigo
superar a Isa.
Tengo en todo momento a la vista al
Rayo y a Ramonchu, y como aunque en teoría vaya tranquilo no puedo
arriesgarme a quedar detrás del Rayo allá que voy a pillarlos. Eso
sí, la subida se nota y los kilómetros 4 y 5 los hago a 4:54 (aun
así voy bien para mi idea original, así que no hay problema).
Pillo al Rayo y a Ramonchu al acabar la
tierra y empezar otra vez el asfalto, que como además es cuesta
abajo me permite ir a 4:30. Además hacemos grupo también con
Katherine y su marido José. Tras un ratillo en ese mini-pelotón
decido tirar otro poco y me despego, aunque no demasiado y en cada
curva veo que me están echando el aliento en la nuca.
Según mis cálculos el siguiente tiene
que ser Mancebo (y más habiendo visto las últimas carreras de Macu,
Pepito y demás), así que me fijo como objetivo pillarlo. Sin
embargo pese a volver a ritmos de 4:45 al único keniata que veo es a
Tato haciendo fotos a diestro y siniestro, a Mancebo no consigo verlo
en el horizonte, y eso que ya he completado la primera vuelta. Ya
estoy pensando en abandonar mi objetivo cuando de pronto veo que
viene por detrás. Y no precisamente despacio. Lo espero un poco con
la esperanza de alamparme a él y que me vaya llevando, pero está
muy fuerte y tras un rato con él me empieza a dejar atrás (poco
después de que José Luis, de Chinchilla, nos pase como una
exhalación pues antes iba acompañando a su esposa).
Afortunadamente para mí al llegar a
las zonas de subida Mancebo baja el ritmo (o bien yo lo subo, no lo
sé, ya que estos dos kilómetros que en la primera vuelta hice en
4:54 esta vez los hago en 5:05), de manera que lo llevo a la vista y
me sirve de referencia. Por detrás veo que Ramonchu y el Rayo siguen
ahí, aunque se van quedando poco a poco.
Este ratillo en solitario me permite
fijarme en los sonidos de la carrera, algo que ya había notado y
sobre lo que quizá escriba alguna vez (las cadencias, las
respiraciones, la pesadez de los pasos...).
A lo tonto a lo tonto estoy terminando
las zonas de subida, y las pulsaciones siguen sin ir mal del todo.
Además, voy rápido pero noto que podría apretar, de manera que
cuando volvemos al asfalto decido pillar a Mancebo (para llegar a la
meta de la mano, no soy yo de los de dar hachazos), y en cuanto
pasamos el cartel del km 13 aprieto pero bien.
Voy por debajo de 4:30, pero no consigo
ganar posiciones. Al fin y al cabo, el resto de corredores también
sabe que queda poco y están apretando igual que yo. Pero no me
rindo, y poniéndome pequeñas metas como superar a tal o cual
corredor de cara a mejorar en la clasificación por equipos (algo que
ya practiqué con éxito en Valdeganga adelantando a algún Acero
Sport) me pongo a apretar y adelantar a Chinchillas con la esperanza
de ganarles algún puntejo (en vano, los Chinchillas han metido a sus
ocho corredores mucho antes de llegar yo a meta), de manera que el
último kilómetro lo hago realmente rápido.
Ahora por fin sí estoy ganando
posiciones, y animado emprendo un esprint cuando todavía queda medio
kilómetro, y pese a que yo no soy demasiado explosivo ni rápido voy
adelantando puestos y por fin acercándome a Mancebo.
Pero la meta está en su sitio y no
algunos metros más allá como a mí me hubiera gustado dada mi
progresión, y aunque lo he intentado no he conseguido pillar a
Mancebo, que entra en meta 5 segundos antes que yo (tampoco es que
sea una deshonra, está muy fuerte y son ya varias las carreras en
las que hemos hecho tiempos parecidos, así que se perfila como un
posible compañero de penurias).
He completado la carrera en menos de
1:15, un señor tiempazo (he destrozado mi marca en esta carrera) y
más teniendo en cuenta que el objetivo era bajar de 1:20. Sin
embargo, como he dicho antes ha resultado ser una carrera muy rápida
en general, y con ese tiempo y una media de 4:40 el km he llegado en
la posición 298. ¿Buena o mala? Pues teniendo en cuenta que a meta
han llegado un total de 645 corredores significa que con ese ritmo,
que sería hacer una media maratón por debajo de 1:40, apenas sí he
conseguido estar en la primera mitad del pelotón, y eso teniendo en
cuenta que en las últimas posiciones hay mucho local que ha corrido
la carrera de su pueblo al trote gorrinero (y que obviamente no son
habituales del circuito). Como decía al principio, algo francamente
curioso. O la peña está muy fuerte o ha pasado algo raro en esta
carrera.
Pero la carrera ha terminado y ahora
llega la hora de la recompensa: Como hemos llegado más de 10 a la
meta tenemos un jamón y vino en el piscolabis, así que allá que
vamos. Además mis compañeros demuestran estar más que a la altura:
Mancebo se ha traído vasos de cristal para el vino, Cerni el
cuchillo jamonero... vamos, que la cosa está a un nivel alto alto.
No hay bien ni mal que cien años dure,
y la cosa termina, así que vuelta a casa y listos. Tengo las
piernas bastante tocadas y si fuera listo descansaría, pero la
siguiente es Casas de Lázaro y por motivos obvios no puedo dejar de
correrla, pero tras eso sí que prometo descansar hasta Almansa.
Ahora a dar ánimos a nuestros compis
maratonianos.
viernes, 26 de abril de 2013
Afanion 2013 (Carrera en apoyo de los niños con cáncer)
Todavía lleno del espíritu del Día del Libro, hoy sesión doble, que aún vamos con retraso y hay que ponerse al día.
El domingo 21 estaba prevista en la Plaza del Sol una carrera benéfica a beneficio de Afanion, asociación que trata el tema de los niños con cáncer, y como ese tipo de carreras son cortitas y por una buena causa, suelen contar con gran aceptación y popularidad.
Y esta vez no fue una excepción, de manera que a las familias con niños se sumaban corredores populares de los habituales, tanto los que iban a correr a tope como los que fuimos con los niños. Especial mérito los que el día anterior nos habíamos ido a Valdeganga, pero una buena causa es una buena causa, y los Keniatas ahí estábamos dando ejemplo.
Por mi parte, me la tomé con bastante calma, y allá que fui con el carrito tonteando todo lo que pude para que mi nena no sólo no se aburriera sino que le cogiera el gustillo a la cosa.
Poco que comentar, una carrera corta y tranquila, más para disfrutar en familia y defender una buena causa que para competir (aunque hubo quienes fueron a eso, lógicamente).
Buen día para correr y disfrutar luego en familia del piscolabis. Y al parecer un éxito de participación que generó bastante dinero a la asociación, así que todo el mundo contento.
El domingo 21 estaba prevista en la Plaza del Sol una carrera benéfica a beneficio de Afanion, asociación que trata el tema de los niños con cáncer, y como ese tipo de carreras son cortitas y por una buena causa, suelen contar con gran aceptación y popularidad.
Y esta vez no fue una excepción, de manera que a las familias con niños se sumaban corredores populares de los habituales, tanto los que iban a correr a tope como los que fuimos con los niños. Especial mérito los que el día anterior nos habíamos ido a Valdeganga, pero una buena causa es una buena causa, y los Keniatas ahí estábamos dando ejemplo.
Por mi parte, me la tomé con bastante calma, y allá que fui con el carrito tonteando todo lo que pude para que mi nena no sólo no se aburriera sino que le cogiera el gustillo a la cosa.
Poco que comentar, una carrera corta y tranquila, más para disfrutar en familia y defender una buena causa que para competir (aunque hubo quienes fueron a eso, lógicamente).
Buen día para correr y disfrutar luego en familia del piscolabis. Y al parecer un éxito de participación que generó bastante dinero a la asociación, así que todo el mundo contento.
Valdeganga 2013 (o "esta vez sí")
Estoy un poco mosqueado conmigo mismo,
llevo varias carreras corriendo mal y pasándolo peor, y es hora de
acabar. Y Valdeganga tiene que ser el sitio.
Esta vez paso de todo, no me preocupa
no tener compañero, voy a correr solo yo conmigo mismo, y a ver si
así consigo correr con cabeza.
Pero los viejos vicios cuesta dejarlos,
y durante el viaje ya empiezo a darle vueltas al tarro pensando que
son menos de 9 kilómetros, que casi todo es cuesta abajo, que
tampoco pasa nada si aprieto un poco... En fin, que al final con gran
trabajo mental llego a un pacto conmigo mismo: Correré bastante
rápido, pero sin ir a tope. Al fin y al cabo, me duele la corva
derecha, y la cuesta final es suficiente para romperte cualquier
ritmo de récord, así que...
Me preparo bien (cinta amarilla de
Casas-Ibáñez incluida), me pongo los guantes para el homenaje a
nuestro buen Doctor (este hombre del bigote que siempre está en las
carreras, que está chungo), y sabiendo como sé que es una de las
peores salidas del circuito, saliendo en una placeta medio ancha para
a los pocos metros meternos en una calle donde parece que no caben ni
dos coches, me pongo relativamente delante (sobre la fila 9 ó 10,
que tampoco soy de los que gusta de ser un estorbo o tapón en los
principios).
Guantes azules al aire, disparo, y a
por ellos. Pese a haberme colocado relativamente bien, pronto me veo
parado y andando, y como además estoy por la zona central estoy
totalmente bloqueado, por lo que con dificultad me voy desplazando a
los lados para poder avanzar un poco.
Unas cuantas callejuelas estrechas más
allá salimos del pueblo, y empieza la carrera en sí. Voy viendo
cómo la gente se va colocando, los rápidos delante, los lentos
detrás... y enseguida abandonamos el asfalto y comienzan los
kilómetros de llaneo y bajada.
De momento estoy consiguiendo mantener
mi propio pacto: Estoy corriendo a 4:30, 4:20 cuando la bajada es
apreciable. Es decir, bastante rápido pero sin ir al límite (cosa
que sé gracias al pulsómetro, pues estoy en 160 pulsaciones).
Me topo con Isa y corremos un rato
juntos, ya que los metros que le saco en los llaneos ella me los
recupera en las bajadas, de manera que vamos pasándonos como si dos
coches picados en una autovía fuéramos.
Cuando acaba la zona de bajada
lógicamente bajo el ritmo, pero es llano y me mantengo a 4:40. Bien,
me resulta cómodo, sé que sigo cumpliendo mi premisa de ir rápido
pero sin forzar, mis pulsaciones siguen en límites aceptables y, lo
más importante, la carrera se me está pasando muy rápida, lo cual
quiere decir que aparte de ser corta estoy con buenas sensaciones.
Llegamos al río (no lo he dicho porque
no soy mucho de fijarme, pero la carrera es bastante bonica), y tras
él el temido final de esta carrera: La cuestarraca en la que en un
kilómetro tienes que subir todo lo que has bajado.
No sé si porque comparado con la de
Casas-Ibáñez no es para tanto, si porque había ido sin forzar y me
quedaban fuerzas, si porque esta semana había entrenado un poco
mejor que las últimas veces incluyendo subidas a puentes... pero el
caso es que la cuesta, valga la redundancia, no me cuesta, la subo no
sólo corriendo sino que a un trote aceptable (el kilómetro de la
subida me sale a 5:30, nada que ver con los 7 de la cuesta de
Casas-Ibáñez), de manera que esta cuesta, que yo recordaba muy
dura, que siempre me había parecido un suplicio y una zona en la que
la gente me adelantaba, se me pasa rápido y siendo yo quien
adelanta.
Eso sí, concentrado como iba se me
pasa Tato, así que esta vez no he podido posar, a ver qué tal salgo
en las fotos.
Finalmente la cuesta termina, y aunque
no recuerdo bien el trazado, sé que queda poco, por lo que me
permito apretar el paso. Al aparecer a lo lejos la meta, aprieto
todavía más, y acabo esprintando.
Termino la carrera en 40:30, a un ritmo
global de 4:39, así que muy contento tanto por mi ritmo como, y
sobre todo, por las sensaciones: He vuelto a disfrutar corriendo, y
he realizado una buena marca sin ir asfixiado ni ser los kilómetros
finales un suplicio. De hecho, buena muestra de que he acabado que te cagas es que comparando con la marca del KM5 al final le he sacado bastante a Isa y casi pillo a Pepito, así que genial.
El piscolabis está bastante bien, y
además a Macu le toca un estudio de pisada gratis, pero la mala
noticia es que Eco se ha torcido el tobillo a una semana de la
maratón. Sin embargo durante la semana evolucionaría bien, a ver
qué tal llega al domingo. También debió pasar algo con Mancebo porque está el último con el tiempo límite de la carrera, pero no he podido hablar con él ni sé qué es lo que pasó (Edición posterior: Al parecer se le olvidó ponerse el chip).
miércoles, 24 de abril de 2013
Casas Ibáñez 2013 (o "La Carrera del Infierno")
El nombre iba a ser “La carrera del Socavón”, con el que es
conocida esta carrera porque en el perfil parece haber uno tras la bajada tocha
y subida “mu” empinada, o mejor “yo soy gilipollas del todo”, porque es la
carrera en que finalmente lo demostré, pero al final la opinión general y los
comentarios de la gente han dado lugar a ese título definitivo.
Vieja conocida de los habituales del circuito, se presentaba
dura por dos motivos:
1.- Era el primer fin de semana en el que había cambiado el
tiempo, y se preveía mucho calor al que la gente no estaría acostumbrada.
2.- Habían cambiado el circuito, y anunciaban que era más
dura. En principio el cambio parecía estar en “el socavón”, de manera que lo
que otros años se subía este año se bajaba y viceversa.
Pero vamos a centrarnos en el protagonista, esto es, yo.
Llegaba tocado física y moralmente de La Roda (más detalles un poco más
abajo), y quería resarcirme, pero por
otro lado iba con algo de miedo, así que me propuse ir a un ritmo bueno pero
sin forzar. El problema eran mis compañeros, pues la mayoría dijo que quería ir
de tranqui en plan pelotón, así que mi única opción era correr solo o hacerlo
con Pepito, quien corre bastante más que yo.
Finalmente decidí hacer un “fifty-fifty”: Correr con Pepito
hasta la cuesta, y ahí dejarlo y terminar la carrera tranquilito.
Mi gozo en un pozo, o como quería poner de título, yo soy
gilipollas del todo: El ritmo de Pepito acaba conmigo nada más empezar. Vamos a
algo más de 4:30, pero pica hacia arriba y hace calor, y en breve veo que mis
pulsaciones están por las nubes. Ya he vuelto a hacerlo, he empezado demasiado
rápido y lo voy a pagar.
Al kilómetro y medio adelantamos a Isa, que va con mi vecina
Pepi y que esta carrera se la va a tomar de tranqui. Pepito y yo ya somos los
primeros Keniatas, lo cual es más presión añadida.
Resoplando consigo aguantar el ritmo, pero noto que voy a
tope y que voy a pagar caro lo que estoy haciendo. Pronto llegamos a la cuesta
abajo, y ahí todo bien, incluso me permito sacarle unos metros a Pepito
sabiendo que me los recuperará rápidamente. Voy a 4:10, que aunque sea cuesta
abajo es un camino un tanto chungo.
Y llegamos al momento estelar: Kilómetro 7,5, empieza la
cuestarraca. Le digo a Pepito que buena suerte y que tire, que yo me quedo.
Aunque tenía intención de tomarme la cuesta con toda la
calma del mundo, esto es, subirla andando, una vez en materia cuesta resistirse
a intentar hacerlo lo mejor posible, así que allá que voy a trote gorrinero
pero trote al fin y al cabo. Pero la cuesta es mucho peor de lo que recordaba,
y el calor no ayuda, así que pasado un rato digo que a la mierda y me pongo a
andar. Para mi orgullo (y en mi defensa) no soy ni mucho menos el primero que
se ha parado, y al rato de hacerlo todos los que soy capaz de ver tanto delante
como detrás de mí van andando.
Los tiempos de los kilómetros 9 y 10 rondan los 7 minutos
por kilómetro, pero finalmente la cuesta termina (con el Zorro ahí para
inmortalizar el momento), y empieza el tramo final.
Estoy hecho polvo, noto que me cuesta mantener el ritmo,
pero para mi sorpresa dicho ritmo está por debajo de los 5 minutos el
kilómetro, así que eso me anima un poco. De hecho, sigo viendo a lo lejos a
Pepito, por lo que tampoco voy tan mal.
Pero la carrera pasa factura, vamos de uno en uno muy
separados (y además a partir del km 12-13 pierdo definitivamente de vista a Pepito), yo estoy muy cansado y me cuesta mucho mantener el ritmo, y encima
no llegamos al pueblo nunca (esto es, desde el final de la cuesta el pueblo se
ve a lo lejos, pero tú corres y corres y nunca llegas, lo cual desmoraliza un
poco), de manera que tras aguantar un rato en tiempos de 4:5X tal y como me
pasó en La Roda me vengo abajo en el km 14.
Afortunadamente la carrera sólo tiene 15, sólo tengo que
aguantar un poco más, y resoplando me mantengo en 5:05. Por fin llego a la entrada del
pueblo, y ahí está Tato con su cámara. Al pasarlo oigo que alguien me llama, y
supongo que es él para decirme que sí me ha visto y hecho fotos, pero resulta
que no, que es Macu que viene cagando leches y que me deja clavado en el sitio
(creo que el término oficial es “hachazo”).
(Aquí va la música de "Tiburón")
Prueba de lo roto que estoy es que ni siquiera me planteo
pillarlo o siquiera seguirlo, dejo que se vaya y me concentro en el siguiente
paso. No puede quedar mucho, tengo que aguantar.
Y finalmente ahí está, veo la meta a lo lejos. Se nota que
son menos kilómetros y que haber hecho la cuesta andando ayuda, porque me
permito hasta apretar al final. Pose de foto y entrada en meta.
Si somos objetivos, la cosa no ha ido nada mal, he terminado en 1:15, pero las sensaciones han sido de nuevo malas: Me he
destrozado al principio y el resto de la carrera ha sido un suplicio. Media de
pulsaciones de 171. Esto sigue sin ser sano ni divertido, tengo que cambiar la
mentalidad o preparar mejor las carreras.
Lo bueno es que ni me rindo ni tiro la toalla ni lo mando
todo a la mierda. De hecho el acabar tan mal me termina de convencer para
participar en la siguiente carrera (que en un principio pensaba dejar pasar
para descansar).
Lo malo es que me ha estado doliendo la corva derecha toda
la carrera. Espero que sea algo pasajero.
Eso sí, no puedo terminar sin recoger un poco el sentimiento general que capté en el piscolabis post-carreril y luego en distintas redes sociales: FATAL. Para empezar no previeron bien la gente y el calor y se les acabó el agua, y después la nueva cuesta, más empinada y dura que la tradicional, tampoco gustó. Poca gente ha salido contenta de esta carrera, así que supongo que los organizadores deberían replantearse un poco el tema.
Eso sí, no puedo terminar sin recoger un poco el sentimiento general que capté en el piscolabis post-carreril y luego en distintas redes sociales: FATAL. Para empezar no previeron bien la gente y el calor y se les acabó el agua, y después la nueva cuesta, más empinada y dura que la tradicional, tampoco gustó. Poca gente ha salido contenta de esta carrera, así que supongo que los organizadores deberían replantearse un poco el tema.
¡Nos vemos en Valdeganga!
martes, 16 de abril de 2013
El deporte de luto
Desde el Club Los Keniatas de Albacete queremos mostrar nuestro horror por lo sucedido en la Maratón de Boston, expresar nuestro más profundo rechazo a la violencia en cualquiera de sus formas, y compartir el dolor por las víctimas y sus familias.
Se podría debatir mucho sobre la cobardía e infamia de atacar una prueba deportiva apolítica y popular llena de gente normal, de la calle, pero francamente, en estos momentos sobran las palabras.
Se podría debatir mucho sobre la cobardía e infamia de atacar una prueba deportiva apolítica y popular llena de gente normal, de la calle, pero francamente, en estos momentos sobran las palabras.
¡QUE UNOS POCOS NO PUEDAN CON LA ILUSION DE MILES DE COMPAÑEROS!
viernes, 12 de abril de 2013
Sobre los regalos de las carreras (I)
Aunque cada nueva temporada los regalos recibidos en las carreras son algo más escasos que el año anterior, sigue habiendo regalitos en cada una de las carreras populares (o casi), y uno de los regalos estrella es la camiseta.
Así, casi todos tenemos un buen montón de camisetas, pero yo personalmente echo en falta algo que antes también se daba y ahora escasea: Calcetines.
Seamos sinceros, las camisetas nos suelen aguantar mucho, además en las carreras solemos correr con la equipación oficial del club, por lo que al final acabamos con el armario lleno de camisetas (de hecho, es normal pedir la talla para tu mujer o tus hijos porque tú ya no quieres más camisetas). En cambio, los calcetines solemos fundírnoslos a los pocos trotes. El primer agujero (o patata) lo cosemos y seguimos usando, pero para el segundo ya hay poco arreglo y el calcetín tiene que acabar en la basura (o contenedor de reciclaje).
Por tanto, señores que deciden los regalos de las carreras, menos camisetas y más calcetines. Entiendo que una camiseta es más vistosa y el logo de la carrera se ve más, pero los calcetines también tienen sitio para la publicidad del evento y personalmente creo que a los corredores les vendrían mejor.
PD: Sí, lo sé, está el tema de la botella de vino, pan, embutidos y demás cosicas que se suelen incluir, pero eso lo dejo para un futuro texto, que la cosa es tener esto dinámico (por eso en el título pone lo de "I").
Así, casi todos tenemos un buen montón de camisetas, pero yo personalmente echo en falta algo que antes también se daba y ahora escasea: Calcetines.
Seamos sinceros, las camisetas nos suelen aguantar mucho, además en las carreras solemos correr con la equipación oficial del club, por lo que al final acabamos con el armario lleno de camisetas (de hecho, es normal pedir la talla para tu mujer o tus hijos porque tú ya no quieres más camisetas). En cambio, los calcetines solemos fundírnoslos a los pocos trotes. El primer agujero (o patata) lo cosemos y seguimos usando, pero para el segundo ya hay poco arreglo y el calcetín tiene que acabar en la basura (o contenedor de reciclaje).
Por tanto, señores que deciden los regalos de las carreras, menos camisetas y más calcetines. Entiendo que una camiseta es más vistosa y el logo de la carrera se ve más, pero los calcetines también tienen sitio para la publicidad del evento y personalmente creo que a los corredores les vendrían mejor.
PD: Sí, lo sé, está el tema de la botella de vino, pan, embutidos y demás cosicas que se suelen incluir, pero eso lo dejo para un futuro texto, que la cosa es tener esto dinámico (por eso en el título pone lo de "I").
lunes, 8 de abril de 2013
La Roda 2013 (o “Cómo pasar de `Carrera hacia el récord' a `Carrera hacia el desastre' en sólo 2 minutos” o “Ejemplo de manual de lo que no se debe hacer en una carrera”)
Llegó La Roda, una de las Medias
Maratones más rápidas, y una a la que yo le tenía muchas ganas ya
que prácticamente corro en casa. Además vengo de batir una de mis
marcas personales, estoy de moral a tope.
Sin embargo, las sensaciones no eran
todo lo buenas que debieran: Venía poco entrenado, venía de pegarme
un carrerón bestial la semana anterior (que vale, me dio mucha
moral, pero también me dejó las piernas al límite), había tenido
un pinchazo en la rodilla el día anterior... Aun así, es La Roda, y
además iba a haber un montón de gente conocida, sobre todo
Keniatas, especialmente el Presi con el que podría hacer la coña de
la revancha de Villarrobledo, así que ahí que voy.
Llego para comer, como con tiempo, y me
voy a por el dorsal, llegando de los primeros y pudiendo elegir no
sólo talla de camiseta sino también color (sí, había tres colores
a elegir: Azul claro, azul oscuro y morado). Allí me encuentro a Eco
que va a pegarse unos cuantos kilómetros antes de correr la media,
que faltan 3 semanas para su maratón y es el momento de la famosa
tirada larga de 31 km.
Vuelvo a casa de mis suegros y... me
sobra mucho tiempo, así que me echo la siesta con idea de levantarme
a las 17 para calentar un rato y tirar hacia la salida. Sin ser
consciente de si he llegado a dormirme o no, abro un ojo y miro el
reloj: Son las 17:20. Me levanto como alma que lleva el diablo, me
cambio y salgo a todo trapo. Son las 17:30 y estoy saliendo de casa.
Genial.
De casa de mis suegros hasta la salida
hay más o menos un kilómetro (lo he calculado antes cuando he ido a
por el dorsal), y voy a toda pastilla, según mi GPS a 4 el
kilómetro, y aunque la carrera empieza un pelín más tarde, para
cuando encaro la larga avenida me encuentro con que de frente viene
todo el mogollón.
Entre risas, chanzas y comentarios, me
voy cruzando con todo el pelotón hasta que finalmente llego a una
salida en la que hace rato que ha cruzado ha salido el último
corredor. He perdido 2 minutos y 6 segundos. Viva yo.
Si fuera listo, daría la carrera por
perdida y me limitaría a correr disfrutando, pero como soy
gilipollas, me imagino que no sólo puedo remontar sino que así mi
gloria será mayor. Claro, y luego es cuando llueven billetes de 500
euros, pero de verdad que en esos momentos piensas tonterías así.
Además con el aturullamiento se me
olvida resetear el GPS, así que los datos de la carrera no van a ser
tan precisos como siempre, ya que si bien sé que hasta empezar he
recorrido más o menos un kilómetro, no sé exactamente la distancia
y no puedo hablar con exactitud.
Empiezo “follao” con la adrenalina
a tope y el cabreo de haber llegado tarde cuando lo tenía todo a
huevo. Lógicamente, empezando a 4:30 no tardo no en recuperar, y
para la primera rotonda del final de la avenida, esa en la que se da
la vuelta, no sólo he pillado al pelotón sino que voy ganando
bastantes posiciones.
Allá que iba yo todo chulo, creyéndome el rey del mundo mientras remontaba posiciones.
Pero la magia no existe, y en el
kilómetro 5 empiezo a flaquear. Llevo muchas carreras a tope y para
ésta no he entrenado bien, no aguanto el ritmo, así que me toca
aflojar. Cojo un ritmo que yo considero “crucero”, 4:50, ritmo
que sin resultarme sencillo debería serme cómodo llevar, pero el
daño está hecho y me cuesta mantener esa velocidad. Sin embargo,
sigo avanzando posiciones y eso me va animando, y creo ver los cielos
abiertos cuando empiezo a ver en las curvas al Presi, Isa, Alberto
Rey y demás gente que corre más o menos a mi ritmo. No sólo eso,
sino que de pronto veo que tengo a tiro a Antonio Carrillo de los
Quijotes, así que hago el esfuerzo y me pego a él.
Antonio es colega y va tirando de mí
bastante rato, de hecho con él consigo terminar la primera vuelta
en, según oigo decir a un compañero que iba con él, 52 minutos.
Estamos en tiempo de terminar la media en 1:44. No es que vaya a ser
mi mejor marca, pero está bastante bien dadas las circunstancias.
Pero pronto se tuercen las cosas, ellos
van a más y yo cada vez tengo menos. Intento curarme tomándome una
“antonia” de las buenas, pero como ya he dicho antes la magia no
existe, y aunque me animan y tiran de mí poco a poco se me van
yendo. Para el kilómetro 14 me quedo solo, y ahí viene mi
hecatombe.
Ha habido carreras en las que lo he
pasado mal: En la maratón sentía las piernas como piedra, en mi
primer triatlón estuve a punto de retirarme asfixiado de calor, en
el Ricote Trail un cambio de ruta de última hora añadió varios
kilómetros y parecía que la carrera no se acababa nunca... Pero en
todas estaba más o menos mentalizado, no recuerdo haber tenido nunca
semejante bajón anímico y moral. Estoy solo, no veo a nadie
conocido, la carrera ya me queda claro que va a ser un desastre...
así que pierdo toda motivación y me hundo. Pero del todo, ya digo
que jamás me había pasado nada así.
Bajo el ritmo a 5 pensando que ya le he
ganado suficientes segundos al reloj y que me vale con aguantar a ese
ritmo para conseguir llegar por debajo de 1:45, pero como ya he dicho
estoy roto del todo, y no consigo ni mantener esa velocidad. Cada
kilómetro es algo más lento que el anterior: 5:05, 5:11, 5:13,
5:17... Tampoco es que pudiera ir más rápido, noto los gemelos
súper cargados, de manera que es una suerte que no pudiera correr
más porque seguro que me hubiera dado un yuyu.
En el kilómetro 17 estoy en las
últimas, y sólo el orgullo y la idea de hacer las 5 medias
maratones impulsan mis pies (porque desde luego ya no es mi voluntad
ni mi ánimo). Los últimos kilómetros se me hacen eternos, porque
además con semejante bajón de velocidad empieza a pasarme mucha
gente, gente a la que unos kilómetros antes yo había adelantado.
Otro golpe a mi ya escasa moral, puesto que suelo terminar las
carreras adelantando y no siendo adelantado (siempre hay alguien que
viene más rápido que tú, pero en general me adelantan menos de los
que yo adelanto).
Para el kilómetro 20 estoy yendo a
5:20, y el kilómetro 21 lo hago a 5:26. Para cuando encaro la meta
no tengo ganas ni de esprintar, apenas sí recuerdo que hay
fotógrafos por ahí y pongo mi cara de “aquí estoy yo”, pero
estoy tan destrozado que seguramente he salido con cara de “por
favor pegadme un tiro para que deje de sufrir”.
Cruzo la meta cuando el crono marca
exactamente 1:48:00. En realidad es una marca bastante buena, una
marca que cuando empecé a correr hubiera firmado sin problemas, y
más teniendo en cuenta que si quitamos el tiempo de retraso el crono
real está por debajo de 1:46, pero dadas todas mis expectativas el
resultado me deprime bastante, especialmente porque hasta el Rayo ha
corrido más rápido que yo, una humillación que jamás lograré
superar.
En el piscolabis me rehago un poco.
Charlo con la gente, como, bebo... Incluso me animo, porque según el
GPS he recorrido 22 kilómetros y 400 metros a una velocidad global
de 4:57 (son varios los comentarios que he oído respecto a que esta
media en realidad tenía unos cuantos metros de más, a lo que hay
que añadir el más o menos un kilómetro que ya llevaba), pero
cuando me estaba rehaciendo un poco viene el remate final: Por
primera vez desde que estoy en el equipo no he entrado en posición
de puntuar. Es un golpe duro, ya que sabía de mis limitaciones de
cara a entrar en un gran club (no soy demasiado rápido, no tengo
carnet de conducir, no me gustan las camisetas de tirantes que suelen
ser la equipación oficial...) y mi única manera de compensar era
resultando útil para el mismo, pero si no consigo puntuar no lo soy
demasiado. Como digo es lo que termina de hundirme, así que me voy
para casa a darme cabezazos contra la pared.
Pero tranquilos, amigos lectores, soy
una persona bastante difícil de deprimir, y en el momento de
escribir estas líneas no sólo estoy recuperado moralmente sino que
no veo la hora de resarcirme y reivindicarme en mi próxima carrera.
A falta de pillar alguna foto de entrada a meta, de momento valga esta de Tato.
De todas formas, aunque para mí la
carrera haya resultado un fracaso el resultado general para el Club
es bastante bueno: El Murciano sigue siendo un extraterrestre, Hurta
ha terminado en tiempo de héroe, Pepito y Curro parecen estar
recuperados, Eco se ha pegado los 31 km y encima marcando un tiempo
en la media que demuestra que está totalmente preparado para correr
la maratón de Madrid en bastante menos de 4 horas, Macu también
parece libre de los problemas que arrastraba, el Zorro sigue
pegándose palizas de coche para luego correr como el viento, Isa
vuelve a subir al podio, Isma ha vuelto... En general creo que la
gente ha terminado con sensaciones positivas.
Ah, claro, y no quiero terminar sin
expresar mi agradecimiento (y creo que en realidad podría hablar en
nombre de mucha más gente) a Tato, Cerni y las mega animadoras, que
estaban ahí en cada calle, cruzando y no parando de moverse y de
animar. Siempre se agradecen ánimos, parece una tontería pero
cuando vas entre aplausos te vienes arriba y aunque no lo parezca
aprietas el paso. ¡¡Que siga así!!
By Laz
jueves, 4 de abril de 2013
Minaya 2013 (o "Crónica de un récord personal")
Si bien Fuentealbilla suele ser la primera carrera corta y
multitudinaria del circuito, Minaya en su breve historia se ha ganado fama de
ser una de las carreras más rápidas, ya que sus 10.000 m (en realidad unos
9.900 según los GPSs) urbanos atraen el interés de aquellos que quieren batir
su propia marca personal.
Y como yo soy de esos interesados en batir marcas personales, allá que
iba, animado por el hecho de que al pillar en plena Semana Santa no habría
tanta gente como en otras ocasiones (y así era, no llegábamos a 700, cuando
estas carreras cortas y cercanas a Albacete suelen tener más de 1.000 atletas
populares).
Conociendo bien el camino y el tiempo que tomaba, me permití llegar a
las 16:45 (siendo la carrera a las 17:30), pues al fin y al cabo con 15 minutos
para coger el dorsal y otros 15 para calentar sobraba. Craso error. Hice
cálculos contando con una buena organización, pero esta no se dio.
Ya son varias las carreras en las que se observa el curioso hecho de
varias mesas de dorsales vacías y una a reventar, como si todos los corredores
de un mismo rango de números se pusieran de acuerdo para acudir a la vez, pero
es que en Minaya la cosa era escandalosa: Con sólo 3 mesas, la fila se salía
del recinto, y menos mal que a las 17:20, desesperado, pude dejar a alguien a
cargo de cogerme el dorsal e ir a calentar un poco. Recibo el dorsal a las
17:28 y salgo corriendo hacia la salida (al menos yo puedo hacerlo, pues según
me cuentan a las 17:25 no sólo seguía habiendo una buena cola sino que muchos de
los integrantes de la misma aún se tenían que cambiar). Muy mal la
organización, hay que prevenir esas cosas.
Como llego bastante tarde no puedo colocarme donde me hubiera gustado,
pero al menos tampoco estoy el último último, y al fin y al cabo la salida no está mal, es
relativamente amplia y se pueden ganar posiciones. Mi objetivo está claro: Puesto
que mi récord personal en una 10 km es de 44:57, tengo que mejorar esa marca,
así que debo correr por debajo de 4:30 el kilómetro.
Pero tengo un problema: Estoy solo. Mis compañeros habituales no
corren, y mis compañeros de club van a ir o bastante de tranqui o mucho más
rápidos que yo, así que tengo que buscarme las mañas. No pasa nada, son sólo 10
km, puedo valerme de miradas constantes al reloj GPS.
Suena el disparo y unos cuantos segundos después cruzo la línea de
salida. Allá vamos. Al principio me limito a dejarme llevar, pero dado que
pronto me encuentro boqueando es evidente que vamos bastante más rápido de lo
que esperaba. Una mirada al reloj me lo confirma: Vamos a 4:10. A 4:10 el
primer kilómetro, una verdadera pasada dado que la salida siempre es algo lenta
y que al principio hay una ligera subida, corta pero intensa. Tengo que
relajarme.
Así lo hago, ayudado porque durante el segundo kilómetro es cuando nos
sacan por las afueras del pueblo, y el viento es tocho pero tocho tocho. Como
me viene ocurriendo últimamente, no noto demasiado cansancio en las piernas,
pero un vistazo a las pulsaciones me hace ver que voy casi al 100%. 4:18 para
el segundo km. Te cagas.
No aguantaré a ese ritmo y lo sé, así que decido alamparme a alguien
que sepa correr y que me lleve más o menos a 4:20. El destino me cruza con
Fabricio de Veggie Runners, quien amablemente me dice que él quiere correr más
o menos a 4:20 y que no le importa que me pegue a él. Sin embargo me cuesta
seguirle el ritmo, y tras completar el tercer kilómetro a 4:12 lo voy perdiendo
poco a poco (normal, no fue a 4:20, terminó la carrera a 4:07).
Se acerca el final de la primera vuelta y me pego a Ángel del Club
Madrigueras 27 de Agosto, quien también muy amablemente tira de mí varios
kilómetros, y hablando con él el cuarto kilómetro se me hace bastante más
llevadero. 4:17.
Ahora sí que vamos a completar la primera vuelta, así que aprieto el
ritmo para no despegarme de Ángel y pongo mi cara de “voy de puta madre” dado
que en la meta habrá bastantes fotógrafos. Otro punto negativo aquí para la
organización porque poner un puesto de agua justo tras la meta hace que todo
quede muy apegotonado dado que es el punto donde más gente hay. Pese a que el
quinto kilómetro cae en 4:13 por algún motivo que desconozco al mirar el crono
me parece ver más de 22 minutos, es decir que voy pegado para lograr mi
objetivo de bajar de 45 (los datos oficiales me invalidan, ya que debí pasar a
21 y poco).
Ahí estoy con Ángel completando la primera vuelta.
(Y sin la cinta negra, que en Villarrobledo aprendí la lección.)
El sexto kilómetro, con la subida y viento, se me atraganta un poco, y
lo hago en 4:30 (a la postre mi kilómetro más lento, pero entonces no lo
sabía). Ángel se me empieza a escapar, y tras su marcha ya terminaría la carrera en solitario,
pues al fin y al cabo yo ya estaba en modo "sólo 4 km, sólo 3 km, sólo 2 km…".
Para el séptimo voy al límite y me empiezan a preocupar las
pulsaciones, así que llego a un acuerdo conmigo mismo: Dado que he corrido
hasta ahora bastante por debajo de 4:30, con aguantar a 4:29 cumplo objetivo y
no tengo que asfixiarme.
Así cumplo los kilómetros 7, 8 y 9 a 4:26, 4:24 y 4:24. Nada mal,
empiezo a pensar que lo conseguiré, ya que mis cuentas me dan que tengo que
estar muy cerca de 44 y quizá pueda hasta bajar de 44 para conseguir una marca
de 43 y mucho, que sería todo un logro.
Último kilómetro, y como siempre saco fuerzas de flaqueza e incluso me
permito esprintar un poco sabedor de que en la recta de meta (la larga recta de
meta) habrá al menos tres fotógrafos que me conocen. El problema es que eso me
cuesta mi cara de “qué machote soy”.
Entre pitos, flautas, sprints y poses no me fijo en el crono (tengo que
empezar a hacerlo), pero sí en que en mi GPS todavía no he llegado a los 10 km.
Dado que estoy en tiempo de récord y quiero que el reloj registre 10.000 metros
completos para luego poder subir el “track” al Endomondo, sigo a todo trapo.
Eso es un problema, porque la peña en cuanto cruza la meta se para, así que de
los mismos que pensarían “dónde va este gilipollas corriendo todavía” yo pienso
“quitaos de en medio, estorbos, no os quedéis ahí parados como pasmarotes,
echaos a los lados o id a por el piscolabis”.
Y aquí entrando a meta con mi clásica pose de fin de carrera (de esta temporada)
Tras 100 metros que se me hacen muy cuesta arriba por tener que ir
evitando a gente y porque una vez cruzada la línea de meta gran parte de la
motivación se va, completo los 10 km y paro el reloj. Te cagas, el último km lo
he hecho en 4:07 y el resultado final es que he bajado no de 44 como soñaba,
sino de 43. Una verdadera pasada.
Feliz cual perdiz me voy al refrigerio post-carrera, y si bien hasta
ahora sólo he criticado a la organización, debo decir que el aperitivo está
bastante bien: fruta, patatas, frutos secos, agua, refrescos, cerveza, y el
siempre bienvenido abuelo repartiendo cuerva y paloma a discreción.
No acaban ahí las buenas noticias: Por un lado las zapatillas, las
Under Armour que me regalaron por la entrevista a Runner´s World, se han
portado, parece que sí son para carreras rápidas por asfalto; por otro, el tiempo
oficial de carrera es 42:14, a 4:13, algo que creo que no podré superar en el
futuro; y finalmente el colofón, y es que por fin entiendo por qué no he visto a ningún Keniata durante el trayecto, resulta que he sido el primero del club, cosa
que no dejaré de restregarle a Macu el resto de mi vida.
En definitiva, una carrera que sigo desde que empezó y que francamente
espero seguir corriendo mucho tiempo. El único problema es que ir tan a tope me
dejó las piernas un poco tocadas y no sé cómo estaré para intentar atacar
también mi récord de media maratón en La Roda este sábado. Veremos a ver.
By Laz
lunes, 1 de abril de 2013
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