Estoy un poco mosqueado conmigo mismo,
llevo varias carreras corriendo mal y pasándolo peor, y es hora de
acabar. Y Valdeganga tiene que ser el sitio.
Esta vez paso de todo, no me preocupa
no tener compañero, voy a correr solo yo conmigo mismo, y a ver si
así consigo correr con cabeza.
Pero los viejos vicios cuesta dejarlos,
y durante el viaje ya empiezo a darle vueltas al tarro pensando que
son menos de 9 kilómetros, que casi todo es cuesta abajo, que
tampoco pasa nada si aprieto un poco... En fin, que al final con gran
trabajo mental llego a un pacto conmigo mismo: Correré bastante
rápido, pero sin ir a tope. Al fin y al cabo, me duele la corva
derecha, y la cuesta final es suficiente para romperte cualquier
ritmo de récord, así que...
Me preparo bien (cinta amarilla de
Casas-Ibáñez incluida), me pongo los guantes para el homenaje a
nuestro buen Doctor (este hombre del bigote que siempre está en las
carreras, que está chungo), y sabiendo como sé que es una de las
peores salidas del circuito, saliendo en una placeta medio ancha para
a los pocos metros meternos en una calle donde parece que no caben ni
dos coches, me pongo relativamente delante (sobre la fila 9 ó 10,
que tampoco soy de los que gusta de ser un estorbo o tapón en los
principios).
Guantes azules al aire, disparo, y a
por ellos. Pese a haberme colocado relativamente bien, pronto me veo
parado y andando, y como además estoy por la zona central estoy
totalmente bloqueado, por lo que con dificultad me voy desplazando a
los lados para poder avanzar un poco.
Unas cuantas callejuelas estrechas más
allá salimos del pueblo, y empieza la carrera en sí. Voy viendo
cómo la gente se va colocando, los rápidos delante, los lentos
detrás... y enseguida abandonamos el asfalto y comienzan los
kilómetros de llaneo y bajada.
De momento estoy consiguiendo mantener
mi propio pacto: Estoy corriendo a 4:30, 4:20 cuando la bajada es
apreciable. Es decir, bastante rápido pero sin ir al límite (cosa
que sé gracias al pulsómetro, pues estoy en 160 pulsaciones).
Me topo con Isa y corremos un rato
juntos, ya que los metros que le saco en los llaneos ella me los
recupera en las bajadas, de manera que vamos pasándonos como si dos
coches picados en una autovía fuéramos.
Cuando acaba la zona de bajada
lógicamente bajo el ritmo, pero es llano y me mantengo a 4:40. Bien,
me resulta cómodo, sé que sigo cumpliendo mi premisa de ir rápido
pero sin forzar, mis pulsaciones siguen en límites aceptables y, lo
más importante, la carrera se me está pasando muy rápida, lo cual
quiere decir que aparte de ser corta estoy con buenas sensaciones.
Llegamos al río (no lo he dicho porque
no soy mucho de fijarme, pero la carrera es bastante bonica), y tras
él el temido final de esta carrera: La cuestarraca en la que en un
kilómetro tienes que subir todo lo que has bajado.
No sé si porque comparado con la de
Casas-Ibáñez no es para tanto, si porque había ido sin forzar y me
quedaban fuerzas, si porque esta semana había entrenado un poco
mejor que las últimas veces incluyendo subidas a puentes... pero el
caso es que la cuesta, valga la redundancia, no me cuesta, la subo no
sólo corriendo sino que a un trote aceptable (el kilómetro de la
subida me sale a 5:30, nada que ver con los 7 de la cuesta de
Casas-Ibáñez), de manera que esta cuesta, que yo recordaba muy
dura, que siempre me había parecido un suplicio y una zona en la que
la gente me adelantaba, se me pasa rápido y siendo yo quien
adelanta.
Eso sí, concentrado como iba se me
pasa Tato, así que esta vez no he podido posar, a ver qué tal salgo
en las fotos.
Finalmente la cuesta termina, y aunque
no recuerdo bien el trazado, sé que queda poco, por lo que me
permito apretar el paso. Al aparecer a lo lejos la meta, aprieto
todavía más, y acabo esprintando.
Termino la carrera en 40:30, a un ritmo
global de 4:39, así que muy contento tanto por mi ritmo como, y
sobre todo, por las sensaciones: He vuelto a disfrutar corriendo, y
he realizado una buena marca sin ir asfixiado ni ser los kilómetros
finales un suplicio. De hecho, buena muestra de que he acabado que te cagas es que comparando con la marca del KM5 al final le he sacado bastante a Isa y casi pillo a Pepito, así que genial.
El piscolabis está bastante bien, y
además a Macu le toca un estudio de pisada gratis, pero la mala
noticia es que Eco se ha torcido el tobillo a una semana de la
maratón. Sin embargo durante la semana evolucionaría bien, a ver
qué tal llega al domingo. También debió pasar algo con Mancebo porque está el último con el tiempo límite de la carrera, pero no he podido hablar con él ni sé qué es lo que pasó (Edición posterior: Al parecer se le olvidó ponerse el chip).
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