Pensaba contar mi primera (y única)
experiencia corriendo una maratón para animar a mis compis
maratonianos, que últimamente cada vez que leen una crónica de una
primera maratón se lo hacen encima, pero finalmente creo que no es
una buena idea, este es su momento, son ellos los que tienen que ser
protagonistas y contar su propia experiencia.
Así que para compensar escribiré la
crónica de Madrigueras apenas unas horas después de realizarse la
misma. Además y para que el Rayo esté contento la haré más
“keniata” aprovechando que esta vez salía desde bastante atrás
que de costumbre y me ha dado tiempo a compartir carrera con bastante
gente. Eso sí, a ver cómo me las apaño para meter alguna imagen...
Bueno, pues allá vamos. Llegaba a
Madrigueras contento por mi buen resultado en Valdeganga pero con
algo de miedo porque son ya varias las carreras seguidas que he
hecho, y aparte esta semana no pude entrenar, así que mi objetivo
era correrla más o menos a 5 (un poco menos, en realidad), y si al
final me veía fuerte tirar.
Así las cosas, resulta que Alberto Rey
y JuanRa de DosQuince tienen más o menos la misma idea, por lo que
los localizo y en cuanto suena el disparo de salida me voy con ellos.
Por cierto que pese a las previsiones hace un día bastante bueno,
sin sol pero sin llover, una temperatura razonable y casi sin
viento... vamos, que la previsión me ha engañado y llevo más ropa
de la que parece recomendable. En fin, tampoco es la primera vez que
corro con ropa de más, sobreviviré.
La carrera empieza rápida, de hecho
vamos a 4:45, pese a lo cual no deja de adelantarnos gente (al final
volveré a este curioso hecho de la rapidez global de la carrera).
Pero no nos dejamos atrapar por la dinámica general y seguimos a
nuestro chano chano (aunque bueno, un chano chano de 4:40, que se
dice pronto). Sin embargo con el km 4 empiezan las zonas de subida, y
como las pulsaciones acompañan y me veo fuerte me despido de mis
compis y tiro.
Las zonas de subida son por tierra, y
no puedo dejar de mencionar el breve trozo en el que literalmente
atravesamos un sembrado. Como suena. Luego ya seguimos por camino,
pero lo del sembrado es digno de ver. Además en esa zona consigo
superar a Isa.
Tengo en todo momento a la vista al
Rayo y a Ramonchu, y como aunque en teoría vaya tranquilo no puedo
arriesgarme a quedar detrás del Rayo allá que voy a pillarlos. Eso
sí, la subida se nota y los kilómetros 4 y 5 los hago a 4:54 (aun
así voy bien para mi idea original, así que no hay problema).
Pillo al Rayo y a Ramonchu al acabar la
tierra y empezar otra vez el asfalto, que como además es cuesta
abajo me permite ir a 4:30. Además hacemos grupo también con
Katherine y su marido José. Tras un ratillo en ese mini-pelotón
decido tirar otro poco y me despego, aunque no demasiado y en cada
curva veo que me están echando el aliento en la nuca.
Según mis cálculos el siguiente tiene
que ser Mancebo (y más habiendo visto las últimas carreras de Macu,
Pepito y demás), así que me fijo como objetivo pillarlo. Sin
embargo pese a volver a ritmos de 4:45 al único keniata que veo es a
Tato haciendo fotos a diestro y siniestro, a Mancebo no consigo verlo
en el horizonte, y eso que ya he completado la primera vuelta. Ya
estoy pensando en abandonar mi objetivo cuando de pronto veo que
viene por detrás. Y no precisamente despacio. Lo espero un poco con
la esperanza de alamparme a él y que me vaya llevando, pero está
muy fuerte y tras un rato con él me empieza a dejar atrás (poco
después de que José Luis, de Chinchilla, nos pase como una
exhalación pues antes iba acompañando a su esposa).
Afortunadamente para mí al llegar a
las zonas de subida Mancebo baja el ritmo (o bien yo lo subo, no lo
sé, ya que estos dos kilómetros que en la primera vuelta hice en
4:54 esta vez los hago en 5:05), de manera que lo llevo a la vista y
me sirve de referencia. Por detrás veo que Ramonchu y el Rayo siguen
ahí, aunque se van quedando poco a poco.
Este ratillo en solitario me permite
fijarme en los sonidos de la carrera, algo que ya había notado y
sobre lo que quizá escriba alguna vez (las cadencias, las
respiraciones, la pesadez de los pasos...).
A lo tonto a lo tonto estoy terminando
las zonas de subida, y las pulsaciones siguen sin ir mal del todo.
Además, voy rápido pero noto que podría apretar, de manera que
cuando volvemos al asfalto decido pillar a Mancebo (para llegar a la
meta de la mano, no soy yo de los de dar hachazos), y en cuanto
pasamos el cartel del km 13 aprieto pero bien.
Voy por debajo de 4:30, pero no consigo
ganar posiciones. Al fin y al cabo, el resto de corredores también
sabe que queda poco y están apretando igual que yo. Pero no me
rindo, y poniéndome pequeñas metas como superar a tal o cual
corredor de cara a mejorar en la clasificación por equipos (algo que
ya practiqué con éxito en Valdeganga adelantando a algún Acero
Sport) me pongo a apretar y adelantar a Chinchillas con la esperanza
de ganarles algún puntejo (en vano, los Chinchillas han metido a sus
ocho corredores mucho antes de llegar yo a meta), de manera que el
último kilómetro lo hago realmente rápido.
Ahora por fin sí estoy ganando
posiciones, y animado emprendo un esprint cuando todavía queda medio
kilómetro, y pese a que yo no soy demasiado explosivo ni rápido voy
adelantando puestos y por fin acercándome a Mancebo.
Pero la meta está en su sitio y no
algunos metros más allá como a mí me hubiera gustado dada mi
progresión, y aunque lo he intentado no he conseguido pillar a
Mancebo, que entra en meta 5 segundos antes que yo (tampoco es que
sea una deshonra, está muy fuerte y son ya varias las carreras en
las que hemos hecho tiempos parecidos, así que se perfila como un
posible compañero de penurias).
He completado la carrera en menos de
1:15, un señor tiempazo (he destrozado mi marca en esta carrera) y
más teniendo en cuenta que el objetivo era bajar de 1:20. Sin
embargo, como he dicho antes ha resultado ser una carrera muy rápida
en general, y con ese tiempo y una media de 4:40 el km he llegado en
la posición 298. ¿Buena o mala? Pues teniendo en cuenta que a meta
han llegado un total de 645 corredores significa que con ese ritmo,
que sería hacer una media maratón por debajo de 1:40, apenas sí he
conseguido estar en la primera mitad del pelotón, y eso teniendo en
cuenta que en las últimas posiciones hay mucho local que ha corrido
la carrera de su pueblo al trote gorrinero (y que obviamente no son
habituales del circuito). Como decía al principio, algo francamente
curioso. O la peña está muy fuerte o ha pasado algo raro en esta
carrera.
Pero la carrera ha terminado y ahora
llega la hora de la recompensa: Como hemos llegado más de 10 a la
meta tenemos un jamón y vino en el piscolabis, así que allá que
vamos. Además mis compañeros demuestran estar más que a la altura:
Mancebo se ha traído vasos de cristal para el vino, Cerni el
cuchillo jamonero... vamos, que la cosa está a un nivel alto alto.
No hay bien ni mal que cien años dure,
y la cosa termina, así que vuelta a casa y listos. Tengo las
piernas bastante tocadas y si fuera listo descansaría, pero la
siguiente es Casas de Lázaro y por motivos obvios no puedo dejar de
correrla, pero tras eso sí que prometo descansar hasta Almansa.
Ahora a dar ánimos a nuestros compis
maratonianos.
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