sábado, 13 de julio de 2013

El Salobral 2013 (o "Los Chicos del Maíz")


El Salobral cogió fama hace unos pocos años, cuando a su trazado campestre, rodeado por maizales hasta donde alcanza la vista (lo que le ha ganado el apelativo de “la carrera de `los chicos del maíz'”) y a su calor inhumano se sumó que faltó agua, con lo que a punto estuvo de acabar en tragedia para algunos corredores. Desde entonces no ha vuelto a pasar, pero ya se sabe: Cría fama y échate a dormir.

Normalmente a esta carrera suelo ir en bici (está a 16 km de Albacete), pero como este año he renunciado a mi típico triatlón veraniego, no veía la necesidad de forzar la máquina, así que me fui con mis compis keniatas (para esta carrera estábamos poquitos).

El calor no era exagerado exagerado, no estábamos a 40ºC a la sombra, pero estábamos a unos buenos 32, lo que hacía prever otra carrera sofocante, así que entre eso y que esperaba que durante la carrera hubiera varios alumnos (muchos de los chavales de El Salobral van a mi insti) me planté mi camiseta blanca sin mangas y la gorra a juego, tanto para intentar minimizar el impacto calorífero como para ir los más irreconocible posible. Botellita de agua desde el principio y a por ellos.

Llevaba sin correr desde la media de Albacete, en parte por darme descanso, en parte porque las fechas no acompañaban, y en parte por miedo. Miedo, sí. La media de Albacete resultó claramente mi mejor carrera hasta el momento. De hecho, me salió tan redonda que dudo que nunca pueda igualarla, o al menos no a corto o medio plazo, por lo que me traía una de mis típica pajas mentales en plan “no voy a ser capaz de volver a hacerlo así de bien, pero seguro que lo intento y me fundo haciéndolo para al final no lograrlo”. En fin, lo dicho, mis típicas pajas mentales.

Pero esta vez sí estoy motivado: El Salobral 2012 fue el primer 10.000 de mi vida en el que bajé de 45 minutos (en parte motivado porque era la primera vez que iba a pasar con mi hija a meta y quería un buen registro), y quiero al menos repetir. Es decir que quiero hacer menos de 45 minutos, tengo que ir a 4:30.

Como llegamos con bastante tiempo, caliento algo más de lo habitual (porque literalmente no tengo otra cosa que hacer), me coloco más o menos por la mitad del pelotón, disparo, y a correr.

No había demasiada gente, pero al principio resultaba muy difícil adelantar. Pese a ello, tras las dos primeras curvas hay una recta medio larga y consigo avanzar bastante, de manera que para la primera recta larga fuera del pueblo entre maizales estoy bastante bien situado (al fin y al cabo, he hecho el primer kilómetro a 4:13).

Hala, hala, ahí todos al mogollón...

Para el segundo hago 4:18, y soy consciente de que voy bastante pasado de rosca, que tengo que parar. Sin embargo, veo que tengo a Eco justo delante, y eso me anima un poco. Entro en un grupete grande, pero Eco poco a poco se va yendo, y yo creo que me conviene seguir en el grupo, pues asumo que es la gente que va a intentar correr a 4:30, y tras mi fulgurante comienzo, creo que bastante tendré si aguanto así.

Los siguientes tres kilómetros los hago a 4:31, memorizando un poco el trayecto para la segunda vuelta, disimulando cuando paso por los avituallamientos (sin éxito en mi intento de no ser reconocido), perdiendo poco a poco de vista a Eco (Eco sigue siendo élite y yo sigo siendo pachonaco por muy bien que me saliera la media de Albacete), y contento de mantener más o menos la velocidad objetivo (voy un pelín por encima, pero en los dos primeros kilómetros gané suficiente tiempo como para poder permitírmelo).

Como soy como soy, y dado que he perdido la referencia de Eco, me marco como objetivo a Ana Belén Garrigos, que una vez más parece estar ahí mágicamente cuando necesito una referencia.

Al completar la primera vuelta me digo que ya es hora de apretar un poco, y bajo a 4:20, pero el séptimo km se me atraganta y acabo haciéndolo a 4:40. Para el octavo consigo volver a mis 4:31, pero he perdido la referencia de Ana Belén (que me sacó un minutaco en meta; la verdad es que me alegro, me sentía un poco mal por mis dos últimos hachazos, y más cuando se nota que ella se lo está trabajando a base de bien), así que estoy solo.

Sin embargo la suerte me sonríe, y en el penúltimo avituallamiento una alumna particularmente (censurado) está dando botellas igual que comportándose en clase, es decir fatal, y como está haciendo el tonto no mira y siendo la última un par de corredores no consiguen coger la botella, así que aprovecho para echarle una bronca.

El dar un par de voces me da suficiente adrenalina como para pegar un apretón (lo que sumado a la lentitud de ciertos procesos mentales, consigue que para cuando la alumna se recupera del shock del rapapolvo y cae en la cuenta de que yo ya no voy a volver a darle clase ya casi no oigo sus insultos a pleno pulmón).

Como digo la adrenalina extra me da un puntito más de velocidad, y el ver que tras llevar varios kilómetros con los mismos compañeros de pronto yo soy el que va ganando terreno termina de darme alas, por lo que me pego el km 9 a 4:20 (sí, vale, no es que sea una gran mejora con respecto a 4:31, pero recordemos que estamos hablando del km 9 de una carrera realizada a más de 30 ºC).

Entramos en el pueblo y ya de perdidos al río. Pero claro, el resto piensa lo mismo, así que apenas consigo adelantar un par de puestos más pese a terminar a 4:14.

Aunque esta temporada tengo la pose del beso al anillo, el recordatorio de la entrada a meta con mi bebé hace que vuelva a mi pose del año pasado.

Esta vez he sido uno de los elegidos por Gabi para hacer de modelo de foto artística.

Registro final: 44:16, prueba superada. Encuentro con mis compis keniatas, bañito en la piscina y para casa.


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