El año pasado descubrí con alegría
que en el circuito había una carrera en Casas de Lázaro, así que
aunque era un día “raro” (festivo pero entre semana, no en fin
de semana como era habitual) allá que fui pues con ese nombre no
podía dejar de ir.
Este año ha sido la segunda edición
de la carrera, y aunque de nuevo era en un día entre semana (eso sí,
festivo) y estaba algo cargado por las muchas carreras seguidas
(especialmente la última de Madrigueras, donde fui bastante rápido),
de nuevo no podía dejar de ir.
Además, para esta carrera volvía a la
competición Juan, el colega que prácticamente me metió en esto de
correr, así que teníamos prevista una carrerita tranquila en
pareja. En principio a menos de 5, y si luego nos veíamos con
fuerzas a tirar un poco más.
No era el único retorno, nuestro
intrépido Líder también regresaba tras un breve lapso ausente. Y
para terminar de rematar, el Zorro se apuntaba a la carrera pese a
haber corrido la maratón de Madrid hacía 3 días (lo cual es a
juicio de muchos, yo incluido, una locura, pero...).
La carrera había cambiado un poco con respecto al año anterior, ya que tenía dos kilómetros menos. Mantenía los dos kilómetros de cuesta que todo el mundo mencionaba con miedo, pero yo no recordaba especialmente dura la subida, recordaba mucho peor los kilómetros finales, que precisamente son los que esta edición no iban a estar, así que...
Tras el homenaje a Seve, empieza la
carrera, y como estoy bastante atrás me pilla el tapón típico, así
que empezamos bastante despacito. Sin embargo pronto el pelotón se
va alargando y apretamos un poco, de manera que el primer kilómetro
sale a 4:45.
Entonces empieza la subida, y tal y como yo recordaba aunque
muchos comentaban que había que tener cuidado no la veo especialmente dura, supongo que porque es al
principio y aún tengo fuerzas.
Pronto me voy viniendo arriba, pero
Juan hace mucho que no corre y está prudente, de manera que le digo
que si le importa que tire y dice que no, así que tiro millas.
Hago los dos kilómetros de subida (con
barro y algún que otro reguero de agua) a 5:30, y por el camino me
encuentro a Mancebo (al que parece que se le resiste la cuesta) y a
Isa, y tras ellos vienen algunos de bajada, en los que cada vez me
vengo más arriba (en parte porque he empezado tranquilito y en parte
porque quiero hacer un buen papel en “mis casas”), de manera que
bajo a 4:34, 4:24 y 4:13.
Entonces viene uno de los puntos de
inflexión de la carrera: En el kilómetro 6,5 más o menos el camino
se ve interrumpido por un reguero de agua, para algunos una acequia,
para algunos el Amazonas, pero el caso es que la práctica totalidad
de los corredores metemos al menos un pie entero, en algunos casos
más (las malas lenguas dicen que a Macu ha tenido que ir un Ferry a
rescatarlo). Algunos como el Zorro han aprovechado para ligar
ayudando a pasar a mozas. Y sea como sea impagable la foto de Tato
que reproducimos a continuación.
Como yo he metido el pie izquierdo
ahora voy bastante incómodo, y encima aparece una cuesta que pese a
ser más corta que la del principio a mí se me hace más pesada
(supongo que ya no voy tan fuerte como antes). Pese a todo, consigo
hacer este kilómetro a 4:55.
Estamos en la recta final, y me vengo
arriba del todo. No sé muy bien cómo lo hago, pero me pego el
kilómetro 7 a 4 el minuto. Lógicamente eso hace que vaya
adelantando a bastante gente, lo cual me anima mucho más, y cuando
entramos en el pueblo y nos encontramos un pedazo de cuesta aunque se
me hace dura no bajo el ritmo animado pensando en que ya queda muy
poco (bueno, en realidad sí bajo el ritmo ya que hago ese último
kilómetro a 4:53, pero vamos, que podía haber sido peor).
Estoy en la recta final y empiezo a
esprintar, pero hay mucha distancia entre los que llevo delante y
detrás y aunque si aprieto a muerte podría pillar al de delante
prefiero no machacarme y entrar de espaldas mostrando el nombre que
llevo en la camiseta (el del pueblo, lógicamente).
Llegado a meta me encuentro a Pepito,
pues resulta que Macu y él han llegado apenas 10 segundos antes que
yo (si lo llego a saber igual aprieto más). Además, parece que esta
ha sido la carrera de las parejas keniatas, pues al dúo Pepito-Macu
se suman las parejas Rayol-Líder y Zorro-Isma (porque huelga decir
que el Zorro ha terminado, tranquilito pero eso no le quita mérito
teniendo en cuenta los más de 42 km que llevaba en las piernas (y ha
aprovechado para volver a hacer fotos y ser un showman durante la
carrera)).
El piscolabis está bastante bien,
aunque el lugar es lo peor de todo, pues no sé si por el techo bajo
o por lo que sea la cosa resulta muy cálida y húmeda, de manera que
todos sudamos a chorros. Pero es una excepción, debo decir que la
organización ha sido magnífica: Muchas mesas para dar dorsales (con
lo que no había colas), suficiente agua en los puestos, comilona
final más que decente... Esperemos que siga así.
En los keniatas volvemos a tener jamón,
pero yo tengo comida familiar y no me puedo quedar, así que al coche
y vuelta a casita, que además hasta Almansa ya no volveré a correr,
que tengo las piernas algo cargadas y además algún fin de semana
tendré que pasar con la familia, que se me van a mosquear y con
razón.
De todas formas, y por si mis compis no
se animan a hacer ellos la crónica, intentaré ir poniendo cosillas
para que esto no se estanque.
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